La USC cifra en hasta 45.000 millones de euros el potencial minero de Galicia

«Son materiales muy demandados, muy utilizados –y mucho más lo serán en el futuro– en sectores punteros: la automoción, la tecnología digital, todo lo que tiene que ver con ese movimiento del hidrógeno verde o el sector de la defensa», ha explicado este lunes el presidente de la Xunta, Alfonso Rueda, en su comparecencia posterior a la reunión de su gobierno.

«Una oportunidad sin precedentes para la comunidad autónoma», ha añadido a continuación la conselleira de Economía e Industria, María Jesús Lorenzana, al contar Galicia con «concentraciones de elementos críticos de las más significativas de Europa y Occidente».

El estudio toma como base 42.847 muestras geoquímicas tomadas por el Instituto Geológico y Minero de España (IGME) y la caracterización específica de 127 zonas prospectivas prioritarias. De esta forma, se identificaron cinco corredores principales. 

El de Santiago-Touro-Lalín es el mayor depósito de cobre en Galicia, aunque también es rico en cobalto, zinc, galio, germanio e indio. Tiene 80 kilómetros de largo y 15 de ancho, por lo que abarca una superficie total de 1.200 kilómetros cuadrados. Se trata, por lo tanto, de una zona con materiales atractivos para los ámbitos de la tecnología digital, las energías renovables y la electrificación. Del mismo tamaño es el corredor Vigo-Tui-Porriño, caracterizado por las tierras raras, claves para la transición energética.

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El tercer corredor que abarca más superficie es el de San Fins-Santa Comba, que abarca un espacio de 810 kilómetros cuadrados cargados de wolframio, estaño y bismuto, esenciales en aleaciones de alta dureza para herramientas industriales, defensa y electrónica de potencia.

Por su parte, los 420 kilómetros cuadrados del corredor Penouta-Forcarei cuentan con niobio, litio, estaño y tantalio. De hecho, es el único lugar con producción activa de este último elemento. Todas ellas son materias primas fundamentales para industrias como la tecnológica, almacenamiento energético y superaleaciones.

El corredor más pequeño, el Cabo Ortegal-Moeche, con 200 kilómetros cuadrados de superficie, resulta interesante para sectores como el del hidrógeno verde, la electrónica o la automoción, por la presencia de cromo y elementos del grupo del platino.

Dentro de estos cinco corredores ya hay explotaciones activas, entre las que destacan Magnesitas de Rubián, en O Incio (Lugo), donde se extrae magnesio, o la mina de wolframio de San Xoán, en A Gudiña (Orense). También existen proyectos que se pretenden reactivar, no faltos de contestación por parte de algunos sectores, como la mina de Touro (La Coruña) o la mina Doade (Orense).

Además de contar con una abundante riqueza de materiales, el estudio revela que Galicia ofrece otras ventajas para la explotación minera como la proximidad a los mercados europeos de alta tecnología que reduce los costes logísticos y, en el mismo sentido, la existencia de las infraestructuras portuarias de La Coruña, Vigo y Ferrol, que proporciona acceso directo a los mercados globales. También la presencia de instituciones académicas y centros de investigación especializados.

Por el contrario, para llegar hasta esos 45.000 millones de euros habría que superar algunos desafíos técnicos, como la necesidad de tecnologías de procesamiento muy especializadas, desafíos ambientales, para minimizar el impacto ecológico y maximizar el beneficio social, y desafíos regulatorios, fundamentalmente, para coordinar los distintos niveles administrativos.

En conclusión, para la Xunta, esta riqueza mineral se trata de «una oportunidad para Galicia que, por supuesto, tiene que ser ejecutada con todas las prevenciones, con todos los estudios y con todos los rigores necesarios para garantizar que sea una explotación sostenible», ha completado el presidente Rueda.