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Jornadas sobre envejecimiento

Yolanda Díaz respalda a Feijóo en sus demandas para la financiación

La ministra de Trabajo apunta a la dispersión como perjuicio para Galicia en la atención a las personas mayores

El presidente de la Xunta reivindica el modelo de proximidad frente al «error» de hacer residencias «sin más»

Díaz, junto a Feijóo, Escotet y Bugallo, este lunes en Santiago XUNTA
Pablo Pazos

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Yolanda Díaz le echó un capote este lunes a Alberto Núñez Feijóo en el cada vez más caldeado debate de la financiación autonómica. La vicepresidenta segunda del Gobierno y ministra de Trabajo abordaba el ámbito sanitario al desgranar los desafíos que entraña el creciente envejecimiento de la población, durante la sesión inaugural de las jornadas dedicadas al futuro de esta cuestión en el Centro Obra Social Abanca, en Santiago. Justo antes de abogar por «modificar el modelo sanitario de manera profunda», decidió, según sus propias palabras, hacer un «paréntesis», aprovechando la presencia del presidente de la Xunta. «Sé bien que en esta cuestión», dijo, «es clave una financiación sostenible para todas las comunidades autónomas. A veces», incidió, «es difícil explicar que una plaza de dependencia en Galicia es mucho más cara que una plaza en Madrid. O una plaza en un hospital, en un centro público sanitario en Galicia, con la dispersión que tenemos, cuesta muchas veces más que una plaza en Madrid». «Por esto también la financiación de las comunidades autónomas tiene que ser abordada», se sumó al debate.

Las palabras de Díaz no caen ni mucho menos en saco roto, pues, por la idiosincrasia gallega, la Xunta quiere que, cuando se revise el modelo, se tengan en cuenta factores de calado para la Comunidad como el avejentamiento o la dispersión. Del otro lado, las autonomías que quieren hacer pesar en la balanza el elemento poblacional. Feijóo siempre remarca que esta dicotomía no se afronta desde una perspectiva de «enfrentamiento». Lo recordó, por ejemplo, en su intervención en el Debate del Estado de la Autonomía. La intención no es chocar, ni mucho menos, con todos aquellos abiertos a dialogar, como Andalucía —he ahí el reciente careo con Juanma Moreno— o las siete regiones que acudirán a la llamada de Galicia —finalmente, el 23 de noviembre— en Santiago. Este lunes el mandatario rememoró que ha ido engordando el número de comunidades que se han ido aliando en su empeño por «sensibilizar al Gobierno nacional» frente al «problema del envejecimiento», algo que no sucedió hasta hace casi una década, con una conferencia de presidentes en el Senado. Hasta entonces no se consiguió que «calase» en el Ejecutivo la magnitud de la problemática, pero, lamentó, la llamada de atención «todavía» no se ha traducido en un esfuerzo «transversal» del Gobierno, que implique a «todos los ministerios y todas las políticas públicas».

Filosofía gallega

En su intervención, Feijóo reivindicó que la «filosofía» del modelo gallego, en la atención a los mayores, pasa por «garantizar que cada ciudadano pueda escoger la manera de hacerse mayor». Esto, en muchos casos, se traduce en la voluntad de «seguir viviendo en sus casas», de ahí que la Xunta haya recogido el guante, y fomente que un anciano pueda «mantenerse» en su pueblo, su casa, en definitiva, en su «entorno». En cambio, desde San Caetano, hizo hincapié, se rechaza «construir plazas residenciales sin más», algo que tachó de «error». La apuesta gallega es otra, y pasa por seguir priorizando el servicio de ayuda a domicilio, que en los Orzamentos de 2022 tiene consignados 100 millones de euros, «con fondos de la comunidad autónoma, a los que hay que sumar los fondos de los ayuntamientos», resaltó. Hoy, más de 25.000 mayores reciben atención «sin salir de casa».

Es, incidió, el «objetivo fundamental», pero la Xunta no descuida la dotación de «plazas públicas». La gente del rural, quien nació ahí, «quiere seguir en el rural», valoró. Son ya más de 100 las casas del mayor (gratuitas) instaladas en aldeas, donde no se alcanza el ‘quórum’ suficiente para erigir residencias; a cambio, el gobierno gallego apuesta por estas «microrresidencias» para cuatro o cinco personas, atendidas preferentemente por «una persona joven de la aldea o su entorno»; las noches las pasan en sus domicilios. Adicionalmente, comentó el presidente gallego, se está «redactando» una legislación para aquellas «personas que deseen hacerse mayores juntas», algo que se está viendo «cómo podemos regular».

Díaz coincidió, dentro de su apuesta por «repensar la salud», en la necesidad de que el «modelo»del futuro esté «centrado en las personas» y «promueva» una atención que haga hincapié en la «proximidad», «en el ámbito del hogar y la familia si así lo desean». Para la ministra, proximidad es asimilable a «calidad de vida»;no se debe despojar a un mayor del «arraigo cuando más falta hace»; en aras de su «bienestar psicológico», hay que «respetar» su «estilo de vida» y su intimidad. En definitiva, se trata de implementar modelos «que se adapten a las personas, y no que las personas se adapten al sistema de cuidados».

En el arranque de «El futuro del envejecimiento», bajo el epígrafe «El futuro que seremos», también tomaron la palabra Miguel Ángel Escotet, presidente de Afundación; Diego Canga, consejero principal de la Dirección General de Agricultura y Medio Rural de la Comisión Europea; y Xosé Sánchez Bugallo, alcalde de Santiago. Todos abogaron por ver en el envejecimiento de la sociedad no meramente un problema, sino también una oportunidad.

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