Coronavirus Galicia: el ventajismo político de pretender comprar vacunas al margen de la UE

El Bloque llamaba a «dejar de lado los criterios políticos y geoestratégicos y priorizar la agilidad y eficacia de la vacunación». Y remitía a declaraciones de la canciller alemana, Angela Merkel, quien «declaró recientemente estar dispuesta a negociar» la compra de la Sputnik V. En efecto, Merkel reconoció el pasado martes haber «hablado con el presidente ruso», Vladimir Putin; «hemos visto buenos datos sobre la vacuna rusa», admitía, según recogió Reuters. Desde Moscú se sondeó a la farmacéutica germana IDT Biologika para producir el antídoto en sus instalaciones, desvelaba Die Welt. El ministro de salud alemán, Jens Spahn, confirmó que se está valorando esta posibilidad, mientras desde el Kremlin se aseguró que el mes pasado solicitaron el visto bueno de la Agencia Europea de Medicamentos (EMA), recogió Ep.

Lo que obvió el BNG en una nota remitida a los medios es que Merkel no cambió caprichosamente de parecer. «Hubo mucho oscurantismo al principio», apunta a ABC Jesús López Romalde, catedrático de microbiología de la USC. «Ahora es cuando los resultados se han publicado en una revista científica [The Lancet], han sido revisados por otros científicos y consideran que están más o menos correctos. Hasta este momento no se sabía nada de (...) cómo habían sido los ensayos clínicos ni qué número de gente había participado . Como no se tenían datos se tenían muchas reticencias (...). Con China pasa exactamente lo mismo».

El BNG llama a puentear a Bruselas y seguir los pasos de países como Hungría, que han optado por aumentar su stock con viales rusos. Supone un llamamiento, el de los nacionalistas, a colisionar frontalmente con el consenso alcanzado en Bruselas. «Lo que se está pretendiendo en Europa es que se siga una estrategia común», recuerda López Romalde, «y que se comercialicen vacunas que hayan pasado por el filtro» de la EMA.

Si hasta ahora a España las vacunas que han llegado son las de Pfizer y Moderna es porque estas compañías acordaron con la agencia europea ir enviando los resultados de sus vacunas «en tiempo real», para agilizar el proceso. Pero hay factores adicionales. Francisco Caamaño, profesor de medicina preventiva y salud pública, también en la universidad compostelana, explica a este diario que «como norma general, los medicamentos comercializados en la UE se fabrican en la UE». Y añade otro elemento: «Hay también un cierto nacionalismo europeo, de defensa de su propia industria . Los medicamentos son algo estratégico, y cualquier estructura política, como la UE o Estados Unidos, no se pueden permitir el lujo de desmontar su industria y estar importando continuamente (...) productos que mañana me cierran el grifo. La UE debe mantener su músculo».

Un caso como el húngaro es factible, pero a través de «un mecanismo extraordinario». Caamaño matiza: «Otra cosa es la confianza que tenga la población». No hay fármacos menos fiables per se. La clave es que hayan pasado los filtros de calidad, seguridad y eficacia pertinentes, coinciden ambos expertos, como parte de un proceso «tremendamente estandarizado». La EMA, relata el profesor de medicina preventiva, dispone de mecanismos «para saber si hay engaños detrás de esos datos» que facilitan quienes elaboran, en este caso, las vacunas. Nunca habrá luz verde si no se alcanzan unos «estándares».

Su colega microbiólogo introduce otro vector: «Hay mucha información pero falta que se explique bien». De ahí que pondere que «si no se sabe que a nivel europeo se está siguiendo todo este procedimiento, para que las vacunas que lleguen sean seguras, y no haya efectos secundarios (...), lo primero que piensan es: ¿Por qué no compran otras vacunas? Mucha gente está cansada (...) y ve rendijas abiertas en cualquier sitio». La reflexión apunta a la sociedad en general, pero es aplicable a posiciones de ventajismo político, como la del BNG.

El desconocimiento, añade, también lleva a obviar otros elementos, como el hecho de que «no hay estudios clínicos» que avalen que se pueda inyectar una dosis de una vacuna y la segunda de otra. Es «muy arriesgado». No se trata solo de lanzar ideas como que se compren viales cubanos; antes hay que saber «qué tipo de vacuna es y en qué está basada», «qué efectividad se quiere, si los ensayos están bien diseñados y si cubren todo el espectro de población». N o es tanto un «problema de garantías», suma Caamaño, como de seguir una política de vacunación diseñada a conciencia. Y con el cuño de la EMA. Las prisas, se deduce, no son buenas consejeras. Y en este caso, todavía menos.