Triste y multitudinario adiós a la pareja gallega asesinados en Sri Lanka

El elevado número de personas que se desplazaron hasta la iglesia de San Julián para participar del funeral obligó a cortar el tráfico en el municipio y llenó no solo el templo, sino también las inmediaciones . Desde el exterior, fueron muchos los amigos y conocidos que siguieron el oficio, a cargo del arzobispo de Santiago, Julián Barrio. « Todo parece un mal sueño del que uno espera salir en cualquier amanecer» reconoció el religioso, consciente del trance que atraviesan las familias de la pareja, que estaba desayunando en uno de los hoteles atacados en el momento de la explosión. Un crimen que Barrio calificó de «injusto e indiscriminado, perverso y nunca justificable».

«Esta comunidad parroquial se ha estremecido», relató el arzobispo ante una abarrotada iglesia, para indicar que «todos hemos perdido a unos seres humanos que formaban parte de la convivencia diaria, de la cercanía y de los afectos». Después de referirse a la muerte como un enigma de la condición humana , Barrio reconoció que el fin llega siempre inesperadamente y en el caso concreto de María y Alberto «les han arrebatado sus vidas cuando tantos proyectos y tantas esperanzas llenaban su horizonte diario».

La pareja se había reencontrado en Sri Lanka después de un mes separados por el trabajo de Alberto, que el pasado año se trasladó a la India para prosperar en la empresa pesquera en la que trabajaba. María viajó a la isla desde Dubai para pasar unos días juntos y conocer el lugar. El día del atentado era el último de su viaje .

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