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Juan Soto - El Garabato del Torreón

Género, sexo e identidad

Nos encontramos con cargos públicos ocupados no por la gente más capacitada para su desempeño

Eso que los horteritas de la gramática suelen llamar, incurriendo en flagrante oxímoron, «discriminación positiva» y que consiste en hacer del sexo un mérito curricular, ha causado enormes destrozos en las instituciones, en las empresas, en los púlpitos, en los arengarios, en las tribunas de ... sus señorías y, sobre todo, al recto proceder en el oficio de la oratoria en general y, más en particular, del discurso, el pregón festero, el exordio arudito, la homilía pedante y la simple conversación. En virtud de tal disparate, hoy nos encontramos con numerosos cargos públicos ocupados no por la gente más capacitada para su desempeño, varones o hembras, sino por mujeres cuya naturaleza sexual se ha impuesto por encima de su inepcia. Eso de primar la idiotez en razón de sexo no acaba uno de entenderlo muy bien. O sea, no le entra a uno en la mollera que una imbécil deje de serlo por ensalmo de exoneración genital.

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