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Ciencia

La mandíbula de los Austria era fruto de la endogamia

Un estudio de la USC confirma que la consanguinidad estuvo relacionada con los característicos rasgos faciales de la dinastía

Retrato de Carlos I de España realizado en 1605 por Juan Pantoja de la Cruz ABC
Miguel Ruiz de Arcaute

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La máxima de la Casa de Habsburgo (1438-1740) para perpetuarse a lo largo y ancho de toda Europa fue, durante los tres siglos en los que se prolongó su reinado , prácticamente imbatible. Nadie podía entonces imaginar que la aparentemente audaz estrategia ... de engendrar descendencia a base de forzar enlaces entre los miembros más jóvenes de la dinastía sería, eventualmente, el motivo último de su extinción . Fruto de una política apuntalada y consagrada durante decenas de generaciones, Carlos II, el que fuera el último del linaje dinástico en España, murió sin sucesor al haber sido incapaz de procrear. La esterilidad confesa de la que adolecía fue solo uno de los múltiples impedimentos fisiológicos que lastraron hasta el fin de sus días al que posiblemente haya sido el rey más desdichado de la historia europea. Entre medias, otros rasgos, como el famoso « prognatismo Habsburgo », un labio inferior prominente o la caída de la punta nasal, fueron acentuándose conforme los perversos efectos de la doctrina endogámica iban haciendo mella en los sucesivos miembros de la saga.

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