El fichaje fallido de Pardo de Vera: una 'susanista' conversa y opción de futuro en el PSOE

No suele prodigarse Rey en cuestiones orgánicas, a pesar de ser la secretaria local de la agrupación coruñesa, más centrada en la gestión de la ciudad, de la que ella es el rostro visible. La gestión, sin embargo, la tiene delegada en sus dos manos derechas: el hombre fuerte de su gobierno y edil de Economía, José Manuel Lage Tuñas, y su concejal de Cultura Gonzalo Castro. «Lo que queremos es terminar con el patriarcado», expresó Rey en el comité federal.

La de Inés Rey (La Coruña, 1982) es una trayectoria inequívocamente socialista. Afiliada desde la universidad, ha transitado por todas las familias que en el partido han ido siendo relevantes. Primero fue 'vazquista', aupada por Francisco Vázquez en el cambio de siglo. Con él dio su primer mitin en 2003. Cuando el histórico regidor y exembajador en el Vaticano cayó en desgracia por sus críticas a la dirección del PSOE, contó con la protección del sucesor de Vázquez, Javier Losada.

En las primarias de 2017, Rey fue con Susana Díaz, a quien presentó en el mitin que dio en la ciudad. Pero una vez alcanzada la alcaldía en 2019, no dudó en volver a virar y cerrar filas con Pedro Sánchez, ya instalado en el Gobierno tras la moción de censura.

Lage Tuñas junto al actual líder del socialismo gallego, José Ramón Gómez Besteiro, están detrás de los múltiples gestos del Gobierno de Sánchez a la ciudad de La Coruña. El Consejo de Ministros ubicó allí la Aesia (Agencia Española de Supervisión de IA) en diciembre de 2022 en una decisión que no se caracterizó por su transparencia. Apenas dos meses antes había acogido la XXV Cumbre Hispano-Alemana. Raro es el trimestre en el que no haya un ministro en la ciudad. Rey es, además, vicepresidenta de la FEMP, cargo por el que ganó el asiento en el comité federal del partido.

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Disciplinada, se apresuró a ser de las primeras alcaldesas en anunciar que solicitaría la declaración de zona tensionada, tan pronto esta figura entró en vigor en la nueva ley de Vivienda. No es, sin embargo, hostil con la Xunta de Alfonso Rueda, como sí lo es su homólogo vigués Abel Caballero, que ha hecho de la confrontación su guión habitual.

Rey prefiere ser vista como una socialdemócrata de la vieja escuela, capaz de alcanzar acuerdos. De fuerte carácter y escasa paciencia, prefiere el palco de Riazor -a pesar de sus malas relaciones con Juan Carlos Escotet, dueño del Deportivo de La Coruña y de Abanca- al Palacio de la Ópera.

Inés Rey gobierna sin haber ganado nunca las elecciones. En 2019 empató a nueve ediles con el PP, y el resto de formaciones de izquierdas la invistieron resignados. Cuatro años después, subió dos ediles pese a perder 1.400 votos. En ambos mandatos ha gobernado en minoría y marcando distancias con un BNG con el que comulga poco, una vieja tradición del socialismo coruñés que se remonta a los tiempos dorados del 'vazquismo'. El nacionalismo tampoco protesta demasiado: el Bloque gobierna Santiago de Compostela gracias al PSOE.

«Es un animal político», la definen sus más próximos. De hecho es uno de los nombres que se barajan en un eventual futuro para un PSdeG que atraviesa una dura travesía por el desierto, por mujer y juventud, además de la trayectoria al frente de la segunda ciudad en población de Galicia, pendiente de reválida en 2027. Tiene, no obstantes, algunos ángulos oscuros en su etapa, como la designación a dedo de Isabel Pardo de Vera como directora del Plan Estratégico 2030-2050 de la ciudad en marzo de 2024. La larga mano de José Blanco se quiso intuir detrás del nombramiento.

La expresidenta de Adif -investigada ahora por la Audiencia Nacional en el marco del caso Ábalos por supuesta malversación, cohecho, tráfico de influencias, prevaricación y pertenencia a organización criminal- acabó renunciando en octubre de ese año cuando trascendió que asesoraba al fondo de inversión suizo Gindko Advisors con intereses urbanísticos en una zona de La Coruña. Pardo de Vera alegó que su vínculo era tan solo para un proyecto concreto en Oviedo. La oposición también le afeó que la promotora de su marido estuviera detrás de uno de los desarrollos urbanísticos más golosos de la ciudad, en San Pedro de Visma.

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Rey dio la cara públicamente por Pardo de Vera, a la que defendió con ardor, llegando a decir que era una víctima del machismo, los bulos y las fake news del PP. El argumentario guarda no pocas similitudes con el utilizado desde Moncloa para defenderse de las críticas de los populares. «Será difícil igualar la personalidad y profesionalidad y el nivel de Pardo de Vera», proclamó.

Hoy el Plan Estratégico ha desaparecido de la agenda pública, mientras la oposición sigue preguntando sin éxito qué criterio se empleó para la elección discrecional de la supuesta responsable de colocar a la novia de Ábalos en la empresa pública Ineco.

La alcaldesa también tiene deslices, como amadrinar el proyecto de una nueva universidad privada en la ciudad -a pesar del informe negativo emitido por el Ministerio de Educación- apenas unas semanas después de que Pedro Sánchez anunciara un endurecimiento de requisitos para este tipo de iniciativas, con el objetivo de poner coto a los «chiringuitos educativos». O el perdón de más de 7 millones de euros a la concesionaria de la planta de residuos de Nostián, que el PP local ha llevado a los tribunales.