España entrega a Italia al capo de la mafia que dejó libre por error

Italia le reclamaba en el marco de diferentes investigaciones por presuntos delitos de pertenencia a organización criminal, estafa, extorsión y tráfico de drogas y sobre él pesaban hasta cuatro Órdenes Europeas de Detención y Entrega (OEDE) distintas. Con este historial, la primera vez que Raso fue detenido dentro de nuestras fronteras tuvo que comparecer en la Audiencia Nacional. Era octubre de 2020 y la Policía Nacional le llevaba siguiendo la pista dos años.

Entonces el juzgado de guardia acordó su puesta en libertad provisional hasta que se adoptara una decisión final sobre su entrega. Con la información que el juzgado tenía encima de la mesa, a Raso sólo se le acusaba de un presunto delito de extorsión. Así que el presunto capo abandonó con permiso las dependencias de la Audiencia Nacional por su propio pie.

Horas después, el mismo juzgado de guardia recibía un atestado ampliatorio en el que se detallaban otros delitos de carácter más grave que también se le atribuían a Raso. Eran delitos por los que Italia también le reclamaba. En esta ocasión la lista era más larga. Además de un presunto delito de extorsión, se le imputaban otros como pertenencia a organización criminal, contra la salud pública y estafa. Pero para entonces, ya era tarde. Raso se había marchado y de ahí, se fugó sin dejar rastro. De nada sirvió que la Audiencia Nacional volviera a ordenar su busca y captura.

No se volvió a saber nada de Raso. Hasta hace dos meses. En un control de tráfico rutinario, el pasado 22 de junio, la Policía de Casteldefells (Barcelona) volvió a dar con él. El presunto miembro de la mafia calabresa llevaba consigo documentación falsa. Una vez que los agentes comprobaron su identidad real fue detenido de nuevo, y volvió a pasar a disposición judicial de la Audiencia Nacional.

En esta segunda comparecencia, Raso mostró su rechazo a ser entregado a Italia. Según las fuentes jurídicas consultadas entonces aseguró que tenía arraigo en España porque llevaba tiempo viviendo en nuestro país, un argumento que, sin embargo, no convenció al juez Joaquín Gadea quien esta vez sí acordó su ingresó en prisión provisional. Todo este tiempo ha estado en la cárcel catalana de Brians, a la espera de pasar a disposición de la justicia italiana.

Según otras fuentes consultadas por ABC, fue entonces cuando el magistrado, dio luz verde a su entrega, que ayer mismo por la mañana se hizo efectiva en el aeropuerto de El Prat, (Barcelona). De allí Raso viajó en un avión comercial hasta Italia custodiado por agentes de policía que le llevaban siguiendo la pista en nuestro país desde el año 2018.

Hay que remontarse a esas fechas, para entender qué había supuesto la fuga de Raso en nuestro país. Agentes especializados en la localización de fugitivos de la Policía Nacional llevaban años siguiéndole la pista, cuando tuvieron conocimiento, gracias a la ayuda y a la colaboración de las autoridades italianas de que uno de sus ciudadanos que era reclamado por la justicia de su país podía estar escondido en la provincia de Málaga.

La investigación puso de manifiesto que Vittorio Raso, habría contado con la ayuda y cobertura de la organización calabresa. La Policía entonces le señaló como uno de las los miembros destacados del organigrama de la Ndrangheta–una de las mafias más poderosas de Italia– y que desarrolla principalmente su actividad criminal a través del tráfico de drogas y armas.

Entonces existía la sospecha de que Raso estaba planeando salir en barco de Barcelona con destino Brasil y de que un camión iba llevarle una gran cantidad de dinero en efectivo. También documentación falsa para eludir los controles de la justicia y evitar ante todo ser entregado a Italia.

Finalmente Raso fue localizado y detenido en un barrio de Barcelona. Lo que viene después ya es conocido. Tras su paso por la Audiencia Nacional, huyó. Y tras dos años siendo un prófugo de la justicia–de momento no se sabe dónde estuvo todo este tiempo–su segunda detención ha precipitado por fin su entrega a Italia.

Su país de origen llevaba años esperando su extradición para que responda por una suma de delitos que, según el Código Penal italiano, podrían hacer que Raso pase los próximos 20 años en prisión.