ERC no prioriza un puesto en la Mesa del Congreso y da por hecho que tendrá grupo propio

Los independentistas aceptan que el presidente de la Cámara Baja sea del PSOE

Podemos se abría a que un nacionalista representase la tercera institución del Estado

Los socialistas Rafael Simancas y Félix Bolaños, este jueves, momentos antes de atender a la prensa Tania Sieira /vídeo: ep

Las conversaciones discretas han dado paso a las reuniones aún más discretas. El PSOE ha pedido a sus potenciales socios negociar primero la constitución de la Mesa del Congreso, que se vota el día 17, y dejar para después la investidura de ... Pedro Sánchez como jefe del Ejecutivo. Paso a paso, con «responsabilidad», el Gobierno se ha lanzado ya a amarrar los apoyos que le garanticen reeditar el control del órgano de gobierno de la Cámara Baja.

La socialista Meritxell Batet, actual presidenta del Congreso, ya ha anunciado que no optará a la reelección, lo que se ha interpretado como un gesto de apaciguamiento hacia los independentistas, que le reprochan que ni tan siquiera avalase la tramitación de la ley de amnistía que impulsaron conjuntamente, la pasada legislatura, ERC, Junts, PDeCAT y la CUP. Ahora solo quedan en el Congreso ERC y Junts de los separatistas catalanes, pero este jueves los republicanos han zanjado el runrún de quién debe –según el bloque de la izquierda y los nacionalistas– ostentar la Presidencia del Congreso: el PSOE.

Estos días, los diputados electos se están acercando a presentar sus credenciales para poder adquirir la condición plena de parlamentarios durante la constitución de las Cortes. Este jueves lo han hecho los de Junts y cuatro de los siete de ERC. La delegación de Junts, encabezada por Míriam Nogueras, ha guardado un silencio absoluto, pero desde Esquerra, su diputada Teresa Jordà sí ha atendido a los medios y ha dado por hecho un asunto vital para ellos: que tendrán grupo propio en el Congreso.

Jordà ha limitado el asunto de la Presidencia del Congreso a una elección entre que la ostente el PP o el PSOE y, ante esa tesitura, los republicanos apoyarán al candidato que presenten los socialistas –no ha dado ninguna preferencia– para facilitar la composición de un órgano «progresista». Portazo, por tanto, a la ocurrencia de Podemos de un presidente nacionalista. El PSOE necesita reunir más apoyos que el PP, que probablemente cuente con los votos, además de los propios, de Vox, UPN y Coalición Canaria –aunque los canarios no han cerrado la puerta tampoco a una negociación a dos bandas–. Jordà en ningún momento ha marcado como una exigencia tener un puesto en la Mesa. Todo apunta a que, en caso de que PSOE y Sumar cedan un asiento a una formación nacionalista, esta será el PNV, que tiene experiencia previa.

Los independentistas catalanes prefieren atar el grupo propio, que permite obtener más recursos económicos y más tiempo en los debates parlamentarios. Sin embargo, y aunque este jueves ERC ya daba por hecho que se lo concederán, para ello será necesaria una interpretación muy laxa del 'Reglamento del Congreso'. Los requisitos son claros: tener quince diputados o, si no, un quince por ciento de los votos en las circunscripciones por las que se presenta el partido o un cinco por ciento a nivel nacional. Hay excepciones como la cesión de diputados, pero al menos la mitad de los parlamentarios deben permanecer en el grupo para no perderlo. Por lo que la fórmula ahora debe ser imaginativa.

El secretario de Estado socialista Rafael Simancas tenía previsto este jueves reunirse, al menos, con representantes de ERC y BNG para empezar a hablar de la Mesa. El ministro Félix Bolaños, que también ha presentado hoy sus credenciales y suena como candidato, ha pedido calma: «Discreción, responsabilidad y prudencia».

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