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Page le exige a Sánchez cuestión de confianza o elecciones y se choca con Puente

El presidente de Castilla-La Mancha se queda más solo que nunca y recibe una dura réplica del ministro de Transportes

Page reclama al presidente que plantee una cuestión de confianza o convoque elecciones

El presidente de la Junta de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page. Ignacio gil

Una vez más, Emiliano García-Page fue la principal voz díscola en el Comité Federal del PSOE. Aunque a diferencia de tiempos pretéritos estuvo más solo que nunca, pues ya no tuvo, como antaño, voces a su lado como la del que durante muchos años fuera su homólogo tanto en el Gobierno como en la federación socialista de Aragón, Javier Lambán. Sólo la alcaldesa de Palencia, Míriam Andrés, se sumó al sector crítico al pedirle a Pedro Sánchez que no repitiese como candidato en 2027, dando por hecho que la legislatura, como pretende sin ocultarse el presidente del Gobierno, llegará a término. El presidente de la Junta de Castilla-La Mancha y líder de los socialistas de esa comunidad autónoma ya había subido la apuesta. Le pidió al presidente que o refuerce su proyecto sometiéndose a una cuestión de confianza en el Congreso de los Diputados o que, en caso contrario, adelante las elecciones generales. Eso sí, le pidió que, en el primero de los eventuales casos, no se haga no aceptando el «chantaje de los independentistas». Todo un órdago que nadie respaldó, confirmando su soledad. Fuentes de su equipo evitaban mostrar sorpresa, y señalaban que «este es el Comité Federal que salió de Santos Cerdán, qué esperábamos», afirmaban en forma de interrogación retórica.

La llegada de Page ya había sido tumultuosa, cuando los pocos partidarios del partido que jaleaban a los dirigentes le insultaron llamándole «traidor» o «facha», entre otras invectivas. El presidente de Castilla-La Mancha, irónico, habló del «piquete» de recibimiento. Fuentes de su entorno lamentaron luego que no se hubiera gritado contra Cerdán o contra el exministro José Luis Ábalos.

García-Page no encontró aliados, y como suele ser habitual halló en el ministro de Transportes y secretario general de la federación de Valladolid, Óscar Puente, a su principal antagonista en la reunión interna. Fiel a su estilo, Puente no se quedó atrás en su ataque a Page, quien entre otras cosas se había referido al caso Cerdán como el peor que había vivido el partido en toda su ya más que centenaria historia. Un diagnóstico que el ministro rebatió aludiendo a los escándalos de los años noventa, en la etapa final en el Gobierno de Felipe González. Puente citó al exdirector general de la Guardia Civil, Luis Roldán, ya fallecido, otro navarro que como Cerdán provocó grandes quebraderos de cabeza en el PSOE. Y recordó que en septiembre de 1998 el ya expresidente González acompañó a la cárcel de Guadalajara a su antiguo ministro del Interior, José Barrionuevo, y al ex secretario de Estado de Seguridad, Rafael Vera, condenados por el escándalo de los GAL, la guerra sucia contra ETA.

Sin respuesta ni réplica

También el ministro de Transición Digital y secretario general del PSOE de Madrid, Óscar López, se empleó a fondo contra Emiliano García-Page. Y lo hizo remontándose al año 2016. «A mí no me cabe en la cabeza que en esta sala se pueda defender la continuidad de un gobierno de M. Rajoy y pedir al mismo tiempo el fin de un gobierno socialista», sentenció, pareciendo olvidar que en aquel momento se desmarcó de Sánchez cuando su negativa a la abstención para facilitar el Gobierno de Rajoy, que defendió su hoy estrecho colaborador Antonio Hernando, le forzó a dimitir como secretario general.

Page reclamó de nuevo la palabra por alusiones, pero se la negaron, y tampoco quiso hacer declaraciones a la salida ni dejarse ver ante la prensa.

Sánchez, una vez que sus más próximos ya lo habían hecho, evitó una réplica explícita al presidente de Castilla-La Mancha o entrar en el cuerpo a cuerpo. Su intervención final, también bastante larga, adopó un tono institucional por momentos, y de defensa cerrada de su proyecto, entre otras cosas de la ley de amnistía para Carles Puigdemont tantas veces cuestionada por los críticos. Y ensalzó igualmente los pactos con la izquierda frente a la posibilidad de un gran coalición o acuerdos con la derecha que, lamentó, solo parecen reclamarse cuando el Partido Popular (PP) está en la oposición y no al revés. Adriana Lastra, por su parte, se dirigió a Rebeca Torró y le pidió que ejerza el poder y que, si la acosan, que no dude en llamarla.

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