La división en el bloque progresista desatasca la presidencia del CGPJ
Isabel Perelló, magistrada del Supremo y propuesta por los conservadores, se impone a las candidatas de Bolaños
La intervención del vocal Montero, amigo de la ministra Robles, clave para resolver los vetos de ambos sectores
Isabel Perelló, un perfil discreto a la sombra de Margarita Robles
Editorial | La independencia como objetivo
Perelló, una progresista con 15 años de experiencia en el Supremo y experta en Derecho Administrativo
Después de cinco intentos y la decisión de los vocales de integrar nuevos candidatos a la lista de siete aspirantes inicialmente pactada en julio, el Pleno del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) eligió este martes a la magistrada del Tribunal Supremo (TS) Isabel Perelló ... como nueva presidenta del órgano de gobierno de los jueces españoles, lo que la convierte también en la primera mujer al frente del Alto Tribunal en sus 212 años de historia.
El nombramiento salió adelante con 16 de los 20 votos posibles, cuatro más de la mayoría necesaria, y gracias a la división en el bloque progresista, donde seis de sus diez vocales dieron definitivamente la espalda a Ana Ferrer y Pilar Teso, las dos candidatas del ministro de Justicia, Félix Bolaños (PSOE); y del presidente del Tribunal Constitucional, Cándido Conde-Pumpido, y aceptaron la propuesta que pusieron sobre la mesa los vocales conservadores para desencallar el asunto: la de la también magistrada del TS Isabel Perelló, progresista como las otras dos pero de un perfil más moderado.
Asociada desde hace más de treinta años a Jueces y Juezas para la Democracia (JJpD), esta magistrada de la Sala Tercera (de lo Contencioso-Administrativo) no figuraba en la lista de los siete que los vocales de ambos bloques propusieron el pasado julio como posibles candidatos a presidir el Alto Tribunal y el CGPJ, pero ha resultado determinante para desbloquear un nombramiento que estaba ya en un callejón sin salida tras el empecinamiento de los vocales propuestos por el PSOE en Teso y Ferrer, vetadas a su vez por el bloque conservador por su afinidad al Ejecutivo.
La elección de Perelló como presidenta se produjo a apenas cuarenta y ocho horas del acto de apertura del año judicial que presidirá mañana el Rey, ante el que jurará Perelló este miércoles y ante el que el jueves pronunciará el discurso de arranque del curso judicial. En los cinco años anteriores tuvieron que ser presidentes en funciones -primero Carlos Lesmes y luego Francisco Marín Castán- los que cumplieran con este cometido a causa del bloqueo en la renovación del órgano. La posibilidad de no llegar a esta fecha con la presidencia elegida estaba prevista, hasta el punto de que fuentes próximas al actual presidente interino aseguran que Marín Castán ya tenía preparada su intervención.
Aunque el nombre de Perelló no fue propuesto formalmente hasta este martes, de la mano del vocal del grupo conservador Alejandro Abascal -y después de que el lunes por la noche el Pleno acordara ampliar la lista de aspirantes-, su candidatura se barruntaba en ese grupo desde hace días, cuando el sector conservador ya había asumido que los otros diez vocales no aceptarían a ninguna de sus candidatas iniciales (Carmen Lamela y Esperanza Córdoba) y tampoco a un hombre en la presidencia, por lo que ni siquiera la opción del progresista Pablo Lucas les valía. Así lo habían demostrado las votaciones en las que paradójicamente Lucas había logrado el apoyo de los diez vocales conservadores pero no había obtenido ningún voto de los progresistas, que seguían apoyando en bloque a Pilar Teso.
Tercera vía
Surgió así la candidatura de Isabel Perelló como una posible solución al problema: era progresista, mujer, como exigían sus colegas del otro grupo, y magistrada de la Sala Tercera del Supremo, al igual que los otros siete anteriormente propuestos. Una categoría que no fuera esa no se habría entendido, apuntan fuentes del Consejo. Pero lo más importante es su perfil moderado, neutro respecto al marcado de Ferrer -ahí están sus votos particulares en los ERE y en la decisión del tribunal del 'procés' de no aplicar la amnistía a la malversación- y el de Teso, quien tiene en su haber el aval a la política de nombramientos del fiscal general -en contra del sentir mayoritario de su Sala- y el apoyo incondicional de Cándido Conde-Pumpido. Para los conservadores el tándem Pumpido-Teso en el Tribunal Constitucional y en el Supremo «habría sido demoledor», reconocen.
Aunque la propuesta fue de Abascal, el muñidor de esta nueva vía fue el vocal conservador José Antonio Montero. Magistrado de la Sala Tercera, conoce bien a Perelló, con la que tiene una amiga en común: la excompañera de ambos en esta Sala Tercera, Margarita Robles, ahora ministra de Defensa. Fuentes del mundo judicial atribuyen a Robles un protagonismo decisivo en la propuesta que lleva Montero al CGPJ, como decisiva era la determinación del propio vocal conservador de que su grupo no diera un solo voto a Teso, también magistrada de la Sala Tercera.
Fuentes del grupo conservador aseguran que las presiones del Gobierno a sus vocales durante el pasado fin de semana de semana fueron «tremendas» y que por momentos las negociaciones han estado tan enrocadas que desde el grupo progresista solo se les transmitía que los conservadores no tenían que proponer a nadie, sino que «teníamos que limitarnos a decidir entre Teso y Ferrer». «Ha habido trifulca entre sectores de la judicatura más cercana al PSOE», señala un juez progresista conocedor de los entresijos de la negociación.
No fue hasta el lunes por la tarde cuando el acuerdo empezó a verse posible y a considerar seriamente que la candidatura de Perelló podía ser apoyada. Bastaban dos votos para conseguir los 12 necesarios que requiere ese mayoría de tres quintos. Es aquí cuando se produjo la división del grupo progresista y cuando los vocales Inés Herreros y Carlos Hugo Preciado, propuestos por el ala más izquierdista del Gobierno, la de Sumar, comunicaron que apoyarían a Perelló. El Pleno se interrumpió para reanudar la votación a las 12.00, momento en el que otros cuatro vocales del sector progresista abandonaron definitivamente las opciones de Bolaños y se sumaron a Perelló. Los otros cuatro mantuvieron su apoyo a Ana Ferrer, entre ellos el exvicepresidente del Principado de Asturias propuesto por el PSOE, Bernardo Fernández, quien desde julio ejerce las funciones de presidente en los plenos por ser el vocal de más edad.
Retos pendientes
Entre los grandes retos que tendrá que afrontar ahora la nueva presidenta del Supremo, una vez que queden constituidas las distintas comisiones, será el de intentar consensuar con los vocales el nombramiento de un centenar de vacantes en la cúpula judicial como consecuencia de la ley que, promovida por el Ejecutivo de Sánchez para forzar al PP a negociar, recortó hace ya más de tres años las atribuciones del Consejo. El Supremo es precisamente uno de los tribunales más afectados, con una de cada tres plazas vacantes. Y especialmente afectada está la Sala Tercera, de la que la magistrada forma parte desde 2009.
A ello se suma la misión que se ha encomendado al CGPJ de estudiar el cambio en el sistema de elección de los 12 vocales de procedencia judicial para dar mayor participación a la carrera en la designación de sus representantes en el órgano. Según el acuerdo alcanzado entre Bolaños y el popular Esteban González Pons que permitió la renovación del CGPJ, en seis meses los vocales deberán consensuar una propuesta que será estudiada, debatida y, «en su caso», aprobada en las Cortes. Bolaños valoró positivamente que sea una mujer quien ocupe la presidencia del CGPJ y del Supremo. En un mensaje en su cuenta de X, afirmó que es una «magnífica noticia»: «¡Felicidades a Isabel Perelló y a todos los que creemos en la Justicia como un servicio público!»