La dimisión del número dos de Interior abre la puerta a Marlaska

Sin embargo, las fuentes consultadas por ABC sí dan una trascendencia especial a la salida del número dos de Interior por lo que supone de ruptura de un tándem hasta ahora indisoluble, el que formaba con Fernando Grande-Marlaska, que ha trabajado junto a él desde la llegada del PSOE a la Moncloa, a mediados de 2018. «Que Rafael Pérez deje la Secretaría de Estado de Seguridad responde, por supuesto, a un deseo de recuperar su vida profesional, y también personal. Pero además puede ser el primer paso para que el ministro salga del Gobierno a corto o medio plazo, después de haber sido la persona que más tiempo ha ocupado este puesto tan duro en toda la historia democrática de España», explican las fuentes consultadas, conocedoras de los entresijos de ese departamento.

Hay que recordar que la sustitución de Fernando Grande-Marlaska ha sido pronosticada en cada crisis de gobierno, pero el jefe del Ejecutivo ha decidido siempre mantenerlo en su cargo. La razón es doble: por una parte, considera que su ministro es un buen gestor (en esta materia ha contado siempre con la ayuda imprescindible de Rafael Pérez) y, por otra, el titular del ministerio tiene contactos personales clave con autoridades de los países emisores para poder abordar el espinoso asunto de la inmigración irregular. «Nunca ha habido alternativa, porque ese tema Marlaska siempre lo ha querido seguir muy de cerca, hasta el punto de que comenta en privado que ese asunto le ocupa el 80 por ciento de su tiempo».

Noticia Relacionada

El PP pide explicaciones por la «guerra sucia» de la militante socialista contra la UCO

Juan Casillas

Reclama la comparecencia de Marlaska y de dos altos cargos de Interior y registra una batería de preguntas

Hay que recordar, por ejemplo, que en la crisis migratoria por la avalancha de Ceuta, en la que miles de jóvenes marroquíes llegaron a la ciudad autónoma, el único miembro del Gobierno que pudo mantener una interlocución con el Ejecutivo de Rabat fue Marlaska, lo que evitó males mayores.

La salida de Rafael Pérez, sin embargo, le plantea el problema de que el secretario de Estado es la persona que llevaba la «sala de máquinas del ministerio, era de su plena confianza y se fiaba de su criterio. No sólo eso; son dos amigos leales, lo que en unos puestos tan sensibles como los que ocupan es una tranquilidad enorme. Así que acostumbrarse a otra persona no sólo le va a ser complicado, sino que va a haber dos funciones hasta que se consiga la necesaria coordinación y confianza entre ambos», explican las fuentes consultadas.

«El secretario de Estado siempre ha mantenido una lealtad extraordinaria con el ministro, pero cuando ha tenido que llevarle la contraria lo ha hecho claramente, sin esconderse, y eso sí, aceptando el criterio final de quien era su jefe», revelan a ABC fuentes de la máxima solvencia. «Marlaska no sólo va a perder al director de orquesta del ministerio; también a quien le ha llevado la intendencia de forma discreta y articulado los distintos planes del ministerio», añaden.

La relación entre el ministro y su secretario de Estado sigue siendo impecable, y quien quiera ver motivos extraños en la renuncia de Rafael Pérez desconoce la realidad. Desde hace tiempo el segundo pedía el relevo, pero siempre el ministro le pedía que aguantase un poco más. Los amigos de Pérez, que estaban al corriente de sus deseos, le insistían en que acordase una fecha de salida concreta, sin prórroga posible fuera cual fuese la coyuntura política del momento: «En Interior nunca hay tranquilidad, así que esperar a un periodo de calma es absurdo», le razonaban sus allegados. En algún momento tenía que ser y ha sido este, insisten desde el ministerio.

El diseño de la era post-Rafael Pérez podría convertirse, por tanto, en una nueva etapa, ya sin Marlaska al frente del ministerio. Su salida no supondría, por lo demás, ninguna desautorización de su gestión y es cierto también, según algunas fuentes, que el ministro ha mostrado en alguna ocasión su deseo de salir del Ejecutivo, sobre todo antes de que arrancase esta legislatura.

Sin embargo, Marlaska también es absolutamente leal a Sánchez y por eso se ha comido algunos 'sapos', como puede ser la reforma de la ley de Seguridad Ciudadana saltándose alguna de sus 'líneas rojas' o el fraccionamiento de las competencias de Inmigración en favor de Cataluña, entre otras.

¿Quien podría sustituirle? Las quinielas apuntan a Mercedes González, directora general de la Guardia Civil recuperada por orden de Sánchez para ese puesto a pesar de haberlo abandonado para garantizarse ser diputada por Madrid cuando las encuestas daban por seguro la salida del PSOE de Moncloa. Esa maniobra del jefe del Ejecutivo no gustó en Interior por lo que suponía de premiar a una 'traidora'.

Lo más urgente ha sido buscar sustituto a Rafael Pérez e Interior lo ha hecho en 24 horas y ya ha designado a Aina Calvo, actual secretaria de Estado de Igualdad y con un perfil mucho más político que se antecesor, como sucesora.