Un debate con reminiscencias bipartidistas llevado hasta el estilismo: corbata, ¿sí o no?

Ha sido la calculada fórmula de La Moncloa para que el presidente se exprima contra el líder del PP. Casi tres horas han estado en un 'pim pam pum' que ha hecho que, al finalizar, la ministra de Igualdad, Irene Montero, abandonase el hemiciclo resoplando «buffff». Un poco como los periodistas en la sala de prensa –llena hasta la bandera para la ocasión–, que cuando pasaban las dos horas se removían en las sillas. «Vamos a estar aquí hasta las tantas...», ha comentado hastiado a ABC un senador de un grupo de la izquierda en el pasillo. Diecisiete portavoces intervinieron después de Sánchez y Feijóo. Unidas Podemos, que gobierna con cinco en el Consejo de Ministros, no tiene grupo en la Cámara Alta. Así que el portavoz en el Congreso, Pablo Echenique, solo pudo quejarse a través de Twitter. También protestaron por el formato ERC y PNV. Pero Sánchez siguió su plan perfectamente trazado. Intervino de entrada una hora y luego salió a la tribuna a replicar dos veces a Feijóo.

El líder del PP le escuchaba de fondo, porque repasaba sus papeles una y otra vez mientras tomaba notas. Sánchez no las tomó: así que salió a reprochar que el PP habla de ETA cuando Feijóo no lo hizo. Al resto de portavoces los despachó en una última intervención agrupándolos a todos.

En cada bancada, una realidad diferente. Los socialistas aplaudían con fuerza al presidente y le reían los chistes. En un momento, los populares entonaron al unísono un irónico «nooo...» cuando Sánchez dijo que no siente animadversión por las empresas energéticas. Rápido, les respondía: «¡Parece que se identifican con ellas!», en alusión a las puertas giratorias. Los suyos se partían. No se rio tanto Nadia Calviño cuando el presidente la citó como vicepresidenta segunda y no primera. Se puso seria, de hecho. Hubo más onomatopeyas en el PP, por ejemplo, el murmullo reprobatorio cuando el jefe del Ejecutivo presumió de la bajada del IVA del gas. Propuesta copiada del plan energético de Feijóo. Decían ayer en el Partido Popular que querían repetir un debate así cada semana, que menudo éxito. En el PSOE, ganaban ellos. La mayoría del resto de portavoces centró su intervención en lo energético, el objeto del día. Hubo caras nuevas como el estreno de la senadora de Vox Pepa R. de Millán, que anunció un recurso de inconstitucionalidad a «la cartilla de racionamiento energético» de Sánchez, en referencia al decreto aprobado a final de agosto.

No hubo pleno en los sillones del Gobierno para el cara a cara con el líder de la oposición porque faltaron el ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska; la de Derechos Sociales, Ione Belarra, que tenía una cita médica por lo avanzado de su embarazo; la de Defensa, Margarita Robles; y el de Consumo, Alberto Garzón. La cita grande de la semana fue esta vez en el Senado, y no en el Congreso, pero los diputados más cafeteros de la Cámara Baja se dejaron ver por los pasillos ayer. Los hay que no se pierden un duelo.