El último liberal
¿Salvar al soldado PSOE?
La derechita cobarde por fin parece haberse dado cuenta de que ya habían hecho bastante el canelo
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Iniciar sesiónTom Hanks metido en una lancha de desembarco, en medio de un mar turbulento con destino a las playas de Normadia. Esta es la escena inicial de una de las películas referentes en el cine bélico, «Salvar al soldado Ryan», ... que fue dirigida por Steven Spielberg en 1998. Hanks interpreta al capitán John Miller, el cual recibe una orden sorprendente una vez han consolidado las playas tras el desembarco: debe ir a localizar al Ryan, un soldado que se halla en el frente y cuyos hermanos han fallecido en la guerra. El alto mando estadounidense ha decidido que el capitán Miller y su patrulla deben arriesgar su vida para salvar la vida de otro soldado, que curiosamente no ha pedido ser rescatado.
En la búsqueda del soldado Ryan, la patrulla captura prisionero a un soldado alemán. Tras una eterna discusión deciden no matarlo y liberarlo. Al rato el soldado alemán se dedica a acribillar a los soldados americanos que han decidido perdonarle la vida. Algo así como la fábula de la rana y el escorpión.
Pues en el Parlamento catalán los miembros del Partido Popular han dejado de ser la bondadosa, pero estúpida rana, para actuar con cierta dignidad al no apoyar a la candidata socialista a presidir la mesa del parlamento catalán. La derechita cobarde por fin parece haberse dado cuenta de que ya habían hecho bastante el canelo apoyando al socialista Collboni para que este pudiese ostentar la Alcaldía de Barcelona. Collboni nada más hacerse dueño de la vara de alcalde y sin ni siquiera darles las gracias, se entregó a los independentistas catalanes.
La situación actual de la España del socialista Pedro Sánchez se podría resumir en «Para seguir en el poder, los socialistas vamos a vender España a los independentistas catalanes. No tenemos ninguna garantía de que los independentistas volverán a la senda constitucional, pero que, si no fuese así, podré recibir la ayuda gratis del Partido Popular, o incluso de Vox, para salvarme en el peor de los casos. Obviamente nada más reciba la ayuda, me dedicaré a tacharlos de fascistas, ultraderechistas, machistas y epítetos similares».
Hubo un tiempo en el que tanto el PP como el PSOE aceptaban las votaciones y sabían que los gobiernos Frankenstein dependientes de los que odian a España no podían suponer nada bueno. No está tan lejano el tiempo cuando el Partido Socialista apoyó en forma de abstención la proclamación de Rajoy como presidente del gobierno español. Pero ese PSOE ya no existe, el actual es como la persona que ha sido mordida por un zombi y ya ha dejado de ser la que era.
Muchos confiamos en que, más tarde o más temprano, la dirección del PSOE vuelva a estar en manos de personas sensatas que antepongan el interés de España y los españoles sobre los suyos particulares. Pero desgraciadamente no es la situación actual. Sánchez ha entregado tanto su partido a independentistas, comunistas y filo terroristas que apenas se distingue de ellos.
Pero es curioso que en unos momentos en los que el socialista Salvador Illa ha pasado de parecer un enterrador a el muerto en el entierro, se ponga a echar la culpa de su torpeza a los partidos de derecha.
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