ENTREVISTAMauricio PellegrinoEntrenador del Valencia
«Tenemos que congeniar una idea para llevar al Valencia hacia adelante»
El técnico, líder en la etapa dorada del club de Mestalla de las finales de Champions y los éxitos con Benítez, toma el parón liguero con buenas sensaciones
RAÚL COSÍN
Reposado sobre un asiento en el mini estadio de la Ciudad Deportiva de Paterna, Mauricio Pellegrino (Leones, Córdoba, Argentina, 5/10/1971. Tiene pasaporte italiano) muestra su lado más humano. El entrenador del Valencia es persona reflexiva, de claros fundamentos personales, que tiene bien fijadas ... sus prioridades. Antes que nada está su familia, que recientemente se ha ampliado con su primera niña. Con el parón liguero viaja a Argentina a conocerla.
-Enhorabuena por su nueva paternidad.
-Muchas gracias. Tuve el cuarto. Tengo tres varones y una niña. Tener una familia es lo más bonito que me pasó en la vida. Son mi máximo deseo. Son quienes me han hecho crecer mucho como persona. Y quienes me han sacado de tanta tontería.
-¿A qué se refiere con «tanta tontería»?
-Cuando jugaba mis hijos me ayudaron mucho a madurar, a conocer realmente lo que era y es importante para mí.
-¿Diferentes etapas de la vida, no?
-Las personas siempre somos distintas todos los días y vamos cambiando de ideas todos los días. Por suerte.
-¿Cómo concilia la vida familiar con la vida profesional del fútbol?
-Ahora no lo sé porque desde que empecé a trabajar acá estoy solo. A partir de la semana que viene, si Dios quiere, vendrán para Valencia. Pero yo he tenido mucho apoyo de mi mujer especialmente. Ha sido muy fuerte en todos los cambios. Y mis hijos, si bien los sufren, también me han acompañado. Ellos saben que son lo más importante para mí por encima de mi profesión. Si ellos no estuviesen aquí posiblemente yo no estaría trabajando aquí.
-Le han seguido a todas partes. Barcelona, Valencia, Liverpool, Vitoria, de nuevo Liverpool, Milán, regreso a la capital del Turia.
-El pasado año estuve todo el año en Argentina. Cuando terminamos en Milán con Rafa, me quedé el resto del año por el curso escolar y luego fuimos a Argentina. Es una profesión un poco nómada. Pero mis hijos todavía están en una edad donde pueden adaptarse más fácilmente; quizás sería más difícil al llegar a la adolescencia. No es fácil, pero siempre están ahí.
-¿Quién es Mauricio Pellegrino?
-Primero soy hijo, soy padre, soy marido. Esto es lo más importante. Y después persigo mi hobby, que es lo que hice toda la vida. El fútbol para mí ha sido una vocación temprana y aquí estoy.
-Profesión y hobby.
-Cuando algo no te gusta es difícil que le puedas dedicar mucho tiempo. No veo para nada saludable sufrir todo el tiempo con algo. Tiene que ser algo más de vocación y de amor por lo que uno hace.
-Le escuché decir en una ocasión que lo suyo con el fútbol es una obsesión.
-Lo que quise decir con eso es que a veces cuando a uno le gusta algo, sea una profesión, un hobby, pierde la noción del tiempo. Si te gusta por ejemplo ver películas antiguas, puedes verte tres o cuatro y se te pasa el día. O el charlar con amigos. En las cosas que uno disfruta pierde la noción del tiempo. Y a mí me sucede eso con el fútbol.
-¿Fuera del fútbol con qué disfruta? - Por suerte con muchas cosas. Y en muchas ocasiones es con las cosas más sencillas, más básicas,… me colman y por suerte las tengo.
-¿Qué principios rigen su vida?
-Creo que es conseguir hacer un mix entre lo que quiero y lo que puedo; entre mis deseos y mis oportunidades. Y después tratar de que todo eso sea ecológico con mi familia. Si yo para ser feliz tengo que estar en el Sahara, pero no es igualmente feliz para mi familia, pues no tiene ningún sentido.
-Si regresa a sus primeros momentos golpeando un balón, ¿qué ha llegado a hacer usted para jugar a fútbol?
-En mi época de niño, en mi pueblo, recuerdo que vivía en una zona muy futbolera. El equipo de mi pueblo jugaba un campeonato muy bonito que se llamaba «Torneo del interior». Se jugaba un torneo en todo el país. Los equipos iban subiendo por eliminatorias. Y te daba el ascenso a la Segunda división. Y luego uno subía a la Primera. El equipo de mi pueblo jugaba y recuerdo que ya con 15 años entrenaba con el primer equipo. Había sesiones de mañana y tarde. Iba a la preparación por el día, luego a escuela, y por la tarde a entrenar de nuevo. Tengo recuerdos maravillosos de mis inicios. Empecé a jugar bastante tarde. Con 11 ó 12 años. Antes no había fútbol 7 y se jugaba a campo grande.
-¿Qué sensaciones le vienen a su mente?
-Recuerdo mucho amor por lo que hacía. Jugar horas y horas. Y sin darme cuenta pasarla muy bien. La gente de los pueblos estamos todo el día en la calle. Recuerdo salir del colegio, marcharme de casa a la una y volver a las nueve. Por eso mismo un jugador de antes podía, sin entrenar, hacer deporte en la elite, porque estábamos todo el día moviéndonos. Esto no pasa hoy con los niños.
-¿Demasiado tiempo con los ordenadores, las consolas,…?
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Profesión nómada
«Mi mujer ha sido muy fuerte con todos los cambios y mis hijos están en una edad en la que pueden adaptarse»
Sus inicios como jugador
«Empecé tarde; a los 11 ó 12 años. Me pasaba horas y horas entrenando y disfrutando del fútbol»
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Arranque del proyecto
«Hemos hecho buenos partidos contra el campeón y el mejor equipo de todos los tiempos»
Su plantilla
«Estoy contento con el grupo. Lo único que no estaba planificado eran las salidas de Alcácer y Pablo»
Honestidad del jugador
«Los futbolistas conocen bien las reglas del profesionalismo»
-¿Se intenta hoy dar todo lo posible a los hijos incluso hasta el exceso?
-Yo hago lo posible para dar la mejor educación, pero lo cierto es que ser padre es muy difícil. Recuerdo una nota a Tony Blair. Se hablaba de que su hijo había tenido un problemilla. Y un periodista le preguntó que si no le daba vergüenza que siendo primer ministro su hijo hubiese tenido esa actuación. Y Blair contestó: «Es más difícil ser padre que primer ministro». La gente tendemos a ver lo malo de los demás y no lo propio.
-¿Qué tal estudiante fue?
-Fui bastante inconsciente en mi época de estudiante. Nunca me encontré en un contexto que captase mi atención. Me aburría. Me arrepentí de ello con el tiempo. Si volviese hacia atrás me hubiese gustado encontrar la manera de que me hubiese despertado el interés. Pero sí tuve algunos profesores que me hicieron ir a escuela con interés, con ganas. Cuando uno es niño o adolescente no depende sólo del niño, sino también de lo que tenga delante. Luego, cuando terminé la escuela secundaria quise probar con el tema del fútbol. Mi hermana por ejemplo sí hizo la carrera de Educación Física.
-Dice que se ha arrepentido en algún momento. ¿Ha podido recuperar el tiempo perdido?
-Creo mucho en la formación a todos los niveles. Y trato de aprender todos los días. He tenido una escuela en todos los lugares en los que he estado por encima de lo que he estudiado.
-¿Cuándo se dio cuenta de que el fútbol iba a ser su camino?
-En realidad nunca me proyecté más allá de cada mes, de cada año. Siempre fui sorteando etapas. Me las fui encontrando, me fui sorprendiendo, aprendiendo, chocando, defraudando,… pero nunca me proyecté más allá. Ni me plantee ver mi vida como un futbolista en mi niñez. Simplemente jugué por intuición, por que se dio, porque me dieron la oportunidad.
-¿Con quién o dónde se ha enriquecido más en su formación como futbolista?
-Sobre todo cuando dejé mi pueblo para irme a Buenos Aires. Creo que fue la etapa más dura de mi vida y a su vez, con el tiempo, la mejor. Aprendí a alejarme de mi familia, a vivir de un pueblo de ocho mil habitantes a una ciudad enorme como Buenos Aires. Allí viví en una pensión. Estuve entre los 16 y los 19 años y me sirvió para mi aprendizaje vital y no sólo en lo deportivo.
-Más tarde llegó a Europa.
-Fue una nueva etapa, pero estaba más hecho. En Valencia, he disfrutado mucho de mi profesión, me he sentido pleno, he conocido a otros compañeros. Sería injusto si me refiriese a algunas personas en concreto. No he tenido muchos amigos, pero han sido buenos. Mantengo una relación con mis amigos de siempre de mi pueblo. Y la profesión me ha regalado muchas experiencias personales.
-¿Su etapa como jugador en el Valencia es hoy por hoy la mejor?
-A nivel deportivo sí. Y a nivel familiar también. Aquí nacieron tres de mis cuatro hijos. Es donde tengo más arraigo.
-¿Cómo gestionó el momento de colgar las botas y decidir su camino?
-Sabía que al menos iba intentar trabajar en algo que mi hiciera feliz. Y eso era y es el fútbol. Sí me costó retirarme porque yo no me quería retirar. No decidí retirarme, sino que el fútbol me dejó a mí. El último año, cuando vine del Alavés, estuve entrenado con toda la ilusión hasta el 31 de agosto, hasta el último día, pero no estaba dispuesto a mudarme. Mis hijos no lo pasaron bien en Vitoria y quería jugar en la Comunidad Valenciana. Tuve alguna oferta para jugar en Argentina. Pero ya llegó el momento en que mi mujer me dijo que ya estaba y que había jugado bastante durante 16 años en la elite.
-Ya actuaba como una extensión del entrenador dentro del campo.
- Actuaba como podía (ríe). Reconozco que sí era bastante pesado. Siempre quería que la gente viviera el fútbol como yo y era pesado.
-¿Y ahora como entrenador lo es?
-Quizás ahora pienso más en todos y menos en mí.
-¿Cómo fue su etapa en el Liverpool y el Inter con Rafa Benítez?
-Fue una etapa de mi vida muy bonita a nivel humano y profesional. Conocí otras culturas, otras ligas,…
-¿Qué recoge su libro de estilo de entrenador?
-Entiendo que primero me tengo que adaptar yo a los jugadores y los futbolistas a mí. Dirijo a personas diferentes, con distintas costumbres, que vienen de distintos lados, tienen diferentes lenguas, y entre todos representamos al Valencia. El objetivo es entre todos congeniar una idea para poder ir hacia delante.
-¿Se entiende la profesión ahora de la misma manera que cuando usted jugaba?
-Muchas veces se ve al futbolista como que le ha caído todo del cielo. Y se vincula su vida con el éxito, el dinero, los coches, las mujeres,… Se le viste ahora al futbolista más de color de rosa que anteriormente. Se los ha subido de escala mediática mucho más que antes. Pero de fondo, el que llega viene de un camino de muchos filtros, de mucho sacrificio,… ellos saben lo duro que es llegar a la profesión y que el fútbol te pone cada semana en su lugar. Los futbolistas conocen bien las reglas del profesionalismo.
-¿Qué primer balance hace de su proyecto con el parón liguero?
-Creo que de los tres primeros partidos nos debemos reprochar los treinta minutos del segundo tiempo ante el Deportivo. Nos hicieron dos goles tontos. En general, se han visto buenas cosas. Los goles recibidos creo que han sido consecuencia de muchos detalles ínfimos. Veo al equipo bien. En suma, para que vaya bien lo que hay que hacer es ganar y estoy seguro de que el Valencia lo va a hacer.
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