Con los dedos cruzados

Todos estos organismos, que durante dos décadas han disfrutado de autonomía presupuestaria y libertad de acción, pasarán a formar parte del conglomerado CulturArts Generalitat, cuyo organigrama y futuro funcionamiento es todavía un misterio, incluso para los propios directores generales. Sí se sobreentiende que esta reestructuración cederá más poder a la directora y el gerente de Teatres de la Generalitat (TGV), Inmaculada Gil-Lázaro y Ernesto Moreno, puesto que esta entidad no desaparecerá en sí misma, sino que cambiará su denominación por la de CulturArts.

La creación de este conglomerado tiene como objetivo optimizar recursos materiales y humanos, y de paso se aprovechará para sanear las deudas millonarias que arrastra cada una de las instituciones. Inevitablemente, esto se traducirá en despidos, más cambios de sede y una concentración en la toma de decisiones que algunos temen que pueda ralentizar la concesión de ayudas y el emprendimiento de actividades.

Inmaculada Tomás, directora del IVM, lamenta no poder ofrecer más datos. Desconoce también si mantendrá un cargo directivo en el nuevo holding, o el alcance que tendrán los recortes de plantilla entre sus 96 trabajadores. «No tengo la sensación de que me estén ocultando nada, sino de que este proceso está en un punto muy incipiente -opina-. A mí al menos no me han pedido que suspenda ninguna de las actividades que teníamos programadas, así que al menos hasta el 31 de diciembre trabajamos con normalidad».

La incertidumbre hace pasto entre los cientos de trabajadores afectados. En el Palau de les Arts ha anunciado paros a partir del 10 de noviembre, y desde la Fundación Luz de las Imágenes temen un despido en masa porque su personal nunca tuvo la oportunidad de integrarse como funcionarios mediante oposición. Quieren negociar, pero la Conselleria ha pospuesto la reunión con el comité de empresa a este viernes, que es la fecha en que presumiblemente se aprobará el Decreto Ley en las Cortes.