La familia de un dependiente denuncia la «cadena de despropósitos» que sufrió en un hospital de Valencia

Según el relato que hace su hija a este periódico, Francisco B. entró «por su propio pie» en el hospital a finales de diciembre , pero por complicaciones de una enfermedad rara que padecía quedó dependiente. Desde allí fue trasladado a un hospital privado de la cercana población de Aguas Vivas, en vistas a recibir una atención más especializada. Pero cinco días después, el 27 de enero, se ordenó el traslado de vuelta a Alzira a las once de la noche.

«La vida de mi padre no corría peligro, cosa que hace inexplicable el traslado express a esa hora de la noche, pero terminó en un pasillo fuera de urgencias casi 24 horas ». Fue instalado «delante de un ascensor visible a todo el que va a consultas externas y sin ningún tipo de intimidad cuando lo tenían que lavar y cambiar el pañal, a ojos de todo el que pasaba».

«Cuando mi padre después de pasar toda la noche en un pasillo, y cuando vio que a la mañana siguiente aún no lo subían a planta, decidió declararse en huelga de hambre y se negó a tomar la medicación por falta de atención médica y por las condiciones infrahumanas que estaba padeciendo», como medida de presión.

Mientras, siguiendo con la denuncia de Lucía B., la familia permanecía «ajena» a lo que estaba ocurriendo: «Nos enteramos de lo que estaba pasando porque mi propio padre le pidió a un trabajador del hospital que, por favor, cogiera su teléfono y llamara a su hija». Tras desplazarse al hospital, según su versión de los hechos, « se nos niega el derecho a la información en tres ocasiones , tanto a mí, su hija, como a mi hermano y a la pareja de mi padre».

La familia ha querido hacer pública esta situación «inaceptable» porque «la gente que no padece coronavirus también tiene derecho a la vida y a una atención digna». En la actualidad, Francisco sigue ingresado en una habitación del mismo hospital.