Los Alatristes del Siglo XXI
El municipio alicantino de Elda alberga la primera escuela federada en una Federación deportiva dedicada a la práctica de esgrima antigua de toda España
«Y terciando el de florete guarnecido de oro y pardo con el mulato arremete». Son palabras de Luis de Góngora , que reflejan la importancia de aquel del Siglo de Oro español en el que españoles de casta y cruz eran temibles adversarios. Como ... si formara parte de aquellos tercios, María del Carmen acude cada lunes a la primera sala de armas federada a nivel deportivo dedicada a la enseñanza de la esgrima antigua, ubicada en el municipio de Elda (Alicante). Allí aprende las técnicas de duelo de aquella época y emula a un auténtico Capitán Alatriste, personaje de ficción creado por el escritor Arturo Pérez-Reverte .
En esta escuela, en la que se imparte desde historia antigua hasta el manejo de la espada, están inscritos 35 alumnos. «Se lleva unos años años moviendo el espíritu de esgrima antigua», explica José Luis Gil Valero , monitor de esgrima deportiva y maestro en el arte del duelo del Siglo XVII por la Academia de Maestros de Armas de la Comunitat Valenciana y fundador del centro hace tres años.
Este centro está respaldado por la Federación Valenciana de Esgrima y por la Academia de maestros de armas de la región valenciana, que se encargan de expedir el título oficial. «No hacemos una esgrima de guerra, es la de los duelos, de combate individual, un combate más técnico y preciso; no se trata de autodefensa», señala Gil Valero. En ese sentido, recuerda que los españoles «eran temibles» dado su método de lucha que desarrollaban. «Se llamaba el círculo o danza de la muerte y tenía que ver con la forma arrogante del español de entonces», comenta.
«No se buscaban heridas superficiales. Los españoles luchaban unos encima de otros»
Esa técnica se basaba en movimientos circulares, giros, alternando golpes de daga que convertía a quienes lo practicaban en letales. «No se buscaban heridas superficiales. Los españoles luchaban unos encima de otros», esgrime. Ese método de lucha -añade- era una mezcla de ballet, flamenco y toreo. «Había una combinación de pasos que se asemejan un baile. Eso era muy de la escuela española, al contrario que los italianos, que guardaban mas distancia con sus adversarios», reconoce, al tiempo que critica la imagen que ha proyectado el cine y la televisión de las luchas entre espadachines. «Son películas y tienen que ser vistosas. Hay muchas que son muy malas y da la impresión que el coreógrafo no se ha documentado, aunque también tiene que ver con el modelo americano y europeo», argumenta.
Sin embargo, el duelo real entre combatientes asombra a propios y ajenos. «Por regla general, si se pelea bien es mas espectacular», continúa, ya que el método de entrenamiento es a la antigua, es decir, sin máscara, como realmente se entrenaba antes. Esa particularidad es lo que a la gente «le da sensación de combate de verdad». Y allí, mientras chasqueaban las espadas, el más habilidoso y preciso era quien se llevaba el gato al agua. «Hay que desechar la idea de que cuanto más fuerte y violento era mas real», aclara.
«Aquí -durante las clases- no hay violencia, son golpes limpios y rara vez se emplea una fuerza excesiva, algo que ni antiguamente tenía sentido», dice en defensa de una modalidad deportiva histórica que quiere recuperar público, «una esencia que se ha perdido» por la modalidad deportiva practicada actualmente.
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