Las banderas de Compromís

La vicepresidenta de la Generalitat, Mónica Oltra , se aferra a los estatutos de Compromís y a la posición oficial del Consell que lidera junto a Ximo Puig para negar la mayor: en su partido hay dirigentes y cargos públicos que apoyan las tesis secesionistas. Y ni lo dice ABC ni lo dicen los partidos de la oposición. Ellos mismos se encargan de difundirlo .

La propia Oltra ya lo admitió en aquella célebre entrevista cuando todavía era diputada en la oposición en la que explicaba que se había «ganado la batalla de la unidad de la lengua» pero daba por perdida la de los «países catalanes». Una expresión que, dijo, solo se empleaba «entre amigos» con el fin de no otorgar munición política al Partido Popular.

Oltra temía entonces y teme ahora que el debate identitario perjudique sus intereses electorales. Y se ha aplicado. Incluso, nada más acceder al cargo de vicepresidenta y portavoz puso la Señera por delante de la bandera de España en la sala de prensa del Palacio de Fuentehermosa en la que comparece cada viernes. De su boca no ha salido tampoco en los últimos años un mensaje que permita identificarla con los postulados separatistas. De su cuenta de Twitter, tampoco. Al igual que su maestro político, Joan Ribó , y su discípulo más aventajado, Vicent Marzà , los principales cargos institucionales de Compromís han orillado el discurso identitario para centrarse en aspectos relacionados con su gestión.

Oltra habla de la renta de inclusión y los dependientes; Ribó se centra en la reducción de la deuda municipal y las políticas de movilidad; y Marzà abunda en los planes para eliminar los barracones y en las ayudas a los libros de texto. El discurso de «rescatar personas» que enarboló Compromís en su programa electoral.

El independentismo es una opción legal y legítima en democracia. Sin embargo, el golpe a la ley propinado por el Gobierno del destituido Carles Puigdemont ha puesto de nuevo en un brete a los líderes de Compromís que, como Oltra, optan por el pragmatismo y por pasar página de un capítulo -el del coqueteo con las tesis de los «países catalanes» - en el que tienen más papeletas para perder que para ganar en las urnas. De ahí lo que Víctor Maceda ha acuñado como la «moquetización» de Compromís en un recomendable análisis publicado en «La Vanguardia» .

Con todo, en Compromís hay quienes han pasado de la moqueta al fango al hilo de los acontecimientos registrados durante los dos últimos meses en Cataluña. Un manual de la televisión británica «BBC» aconseja a sus periodistas no publicar en las redes sociales mensajes que nunca harían públicos en una emisión en directo o en una tertulia de radio.

Las redes se han convertido en el canal -a caballo entre lo oficial y lo oficioso- en el que los políticos se dirigen a su electorado. En ese terreno diputados de Compromís, como Josep Nadal , senadores como Carles Mulet , o altos cargos del Consell, como Julià Álvaro , se han posicionado claramente en contra del encarcelamiento de los antiguos miembros del Gobierno catalán que vulneraron las leyes y pisotearon su propio Parlamento en aras al objetivo último de proclamar la independencia de una parte de España.

A este tipo de posicionamientos se refiere la presidenta del PP de la Comunidad Valenciana, Isabel Bonig , a quien Mónica Oltra le acusa de «mentir» , en lo que ha acuñado como «putrefacción de la política» .

Oltra carga contra Bonig por «agitar las banderas del odio» mientras mira hacia otro lado cuando quienes agitan las banderas -en este caso las de la discordia y la ruptura con la Constitución y el Estatuto de Autonomía- son miembros de su coalición con responsabilidades en las Administraciones Públicas.

Un ejemplo es el de Benicarló . En el municipio castellonense, Compromís se presentó a las elecciones en una lista conjunta con Esquerra Republicana del País Valencià. Ambas fuerzas formaron la coalición Per Benicarló , que cosechó cuatro ediles y forma parte del equipo de gobierno municipal. Su cuenta oficial en Twitter lanzó el pasado 29 de octubre el siguiente mensaje: «Una nueva república nace hoy en Cataluña. Frente al inmovilismo español. Desde Compromís-ERPV de Benicarló mostramos apoyo» .

A este tipo de reflexiones, jalonadas con imágenes de los integrantes de Compromís posando junto a esteladas separatistas, es a las que se refiere el Partido Popular cuando acusa a Compromís de defender tesis independentistas y se ofrece al presidente de la Generalitat, Ximo Puig , para que pueda gobernar «en libertad» lo que resta de legislatura.

El común de los mortales sabe que Puig no aceptará el ofrecimiento de Bonig. El jefe del Consell y líder del PSPV ha intentado blindar a su Ejecutivo de los postulados de los dirigentes de los partidos que lo forman y de Podemos , que le brinda el apoyo parlamentario que necesita para seguir gobernando.

«Mi Gobierno no es independentista» , ha reiterado Puig en diversas ocasiones. Y nadie tiene que poner en duda la palabra del primero de los valencianos. Otra cosa es que los partidos de la oposición se resistan a no meter el dedo en la llaga de las contradicciones internas de una fuerza tan heterogénea como Compromís, en la que mientras Oltra se afana en negar cualquier apoyo al secesionismo, el portavoz de su coalición en el Parlamento Europeo, Jordi Sebastià , exhibe una estelada para dar respaldo al «derecho a la autodeterminación».

En este punto cabe retornar a los estatutos de Compromís , que indican en su quinta norma -acuñada como «voz propia» - que «los partidos políticos de la coalición mantienen la plena independencia para la acción, pronunciamiento, actuación, defensa o participación en devenir político y social» . Para ello, matiza el referido artículo, «los partidos, cuando hablan en nombre propio, deberán explicitar este hecho que, en todo caso, no deberá ser contradictorio con los acuerdo de la coalición» .

Este punto podría servir a Oltra para marcar distancias entre su formación de origen, Iniciativa del País Valenciá , y el Bloc. Por ejemplo, cuando la dirigente de este último partido Mentxu Balaguer suscribió la denominada «Declaración de Menorca» con ERC y EH-Bildu que defiende el «derecho a decidir» con el objetivo de alcanzar la «soberanía plena» ante el «proyecto acabado de España». El problema para las tesis de la vicepresidenta es que Balaguer es miembro de la ejecutiva nacional de Compromís y que el documento que se rubricó en Mahón el 16 de septiembre llevaba el logo de Compromís.