Junqueras-Puigdemont, cita en Waterloo cuatro años después

La reunión está inevitablemente marcado por las tensiones –políticas y personales– que han distanciado a ambos líderes a lo largo de los últimos años. Una distancia que se ha escenificado en los primeros compases de la reunión. Puigdemont no ha salido a recibir a Junqueras, aunque sí ha posado junto a él en la foto de grupo que se han realizado a la entrada de su casa en Waterloo.

Junqueras está realizando sus primeros viajes tras salir de prisión acompañado de los demás presos del ‘procés’ que hoy militan en ERC. Es el caso de Carme Forcadell, Raül Romeva y Dolors Bassa . Con ellos estuvo ayer en la sede del Parlamento Europeo en Estrasburgo (Francia) donde mantuvo un encuentro con miembros del grupo de los Verdes/ALE, minoritario pero uno de los más afines con el independentismo catalán. Desde allí, Junqueras afirmó no haber perdido la esperanza de recuperar su escaño aunque sigue inhabilitado y en diciembre el Tribunal Europeo de Luxemburgo rechazó sus argumentos para que le fuera reconocida la condición de miembro del Parlamento Europeo.

Hoy, Junqueras estará en Bruselas, donde visitará la ‘embajada catalana’ en la capital comunitaria –que dirigió la también fugada Meritxell Serret, que ahora acompaña al líder de ERC en su gira– para luego reunirse con Puigdemont en su domicilio de Waterloo. Ese es, sin duda, el punto de la agenda del líder republicano que más expectación ha generado. No en vano, dicha ‘cumbre’ entre los dos grandes líderes independentistas llega tras casi cuatro años separados física y políticamente en los que el independentismo se ha dividido entre la estrategia «del exilio» que abandera Puigdemont y la del «diálogo», que pregona Junqueras.

Reunión en Waterloo

Puigdemont recibirá al líder de ERC en su fortín de Waterloo. Para los afines a Junqueras su llegada en libertad a Bélgica es una muestra del acierto de su estrategia de distensión y acercamiento al Gobierno ante un Puigdemont atrapado tras su fuga. Para los ‘ puigdemontistas’ más acérrimos , ese momento escenificará, por contra, el encuentro entre un Junqueras «rendido y perdonado» por el Estado con un Puigdemont que se ha erigido como un símbolo de la resistencia para un soberanismo ahora en fase depresiva.

«Siempre es un placer», respondió este lunes Oriol Junqueras al ser preguntado por sus expectativas ante el reencuentro con el líder de Junts. No obstante, las fotos con Puigdemont generan cierta incomodidad en Esquerra. Ejemplo de ello fue la poca prisa que tuvo el presidente de la Generalitat, Pere Aragonès (ERC) , en acudir a Bélgica para verse con el líder de Junts tras ser elegido. Se tomó casi un mes antes de realizar un viaje que su predecesor, Quim Torra, apenas tardó unas horas en organizar después de su investidura.

De hecho ERC ha tratado sin demasiado éxito de diluir el encuentro con Puigdemont. Primero se intentó que la cita no tuviera lugar en Waterloo (epicentro de la retórica legitimista de Junts alrededor del ‘exilio’ de su líder) sino en Estrasburgo. Puigdemont lo evitó señalando que él no participaría en el pleno de esta semana. Luego, los republicanos convocaron la cita en Bélgica como un encuentro amplio, ya que junto a Puigdemont iban a estar también sus acompañantes en Bélgica (los exconsejeros Toni Comin y Clara Ponsatí ). Finalmente, estos cayeron de la cita así que la imagen será la de Puigdemont recibiendo la comitiva de indultados de ERC en su «Casa de la República».