La ópera según Monty Python

A todo ello se sumaba el aparato circense, los objetos utilizados, la bohemia que rodea al escultor Cellini, amigo de las putas y súbdito obediente del Papa Clemente... Un retrato delirante de un tiempo pasado recreado con fantasía a raudales. El movimiento de solistas, actores, comparsa, coros y masa en general, la utilización de la sala como extensión del escenario, los vídeos de Finn Ross y la definición de cada uno de los personajes causó auténtica sensación: este «Benvenuto Cellini» no hay que perdérselo, ya que se trata del gran espectáculo del año.

Pero también había música, y de la buena. Josep Pons, desde el podio, controló una partitura difícil, expuesta, doblemente complicada ante tanta acción escénica; los músicos de la Simfònica liceísta y el Cor que dirige Conxita García lo dieron todo para que esta vertiente estuviera a la altura de una propuesta teatral en la que hasta el maestro Tribó tuvo su momento. En general se contó con una compañía de canto discreta, salvo por el excepcional Papa de Eric Halfvarson y el Balducci de Maurizio Muraro.

Es verdad que John Osborn estuvo fantástico como Cellini, pero su voz, en este teatro, se ve disminuida, tanto como la de la esforzada Teresa de Kathryn Lewek o la de a ratos inaudible Lidia Vinyes-Curtis. Muy bien en sus partes Valeriano lanchas, Manel Esteve, Antoni Comas y Paco Vas. «A ver con qué nos sorprende el director de escena», comentó una señora al comenzar la segunda parte de este magnífico espectáculo. Porque quedó claro que en este regreso de «Benvenuto Cellini» –solo se había visto en el Liceu en 1977– la ópera en cuestión y Hector Berlioz eran lo de menos.

«Benvenuto Cellini»

Música: H. Berlioz. Con: J. Osborn, K. Lewek, M. Muraro, A. Holland, E. Halfvarson, L. Vinyes-Curtis. O. y C. del G. T. Liceu. Dirección: J. Pons. Dirección esc.: T. Gilliam. Lugar: Liceu, Barcelona. Fecha: 08-11-15