«Me enviaron a casa sin operarme de cáncer porque no había anestesista»

—Está claro que en su caso no se han cumplido los 45 días límite para casos de cáncer, ¿miente el Gobierno catalán?

—Desde luego. El día 27 de mayo mi médico de Bellvitge me confirmó que había dos nuevos tumores en la vejiga y que debía pasar por el quirófano por sexta vez. Pensé que tardarían poco porque me dijo que debían eliminarse, por lo tanto deduje que no eran buenos, pero tardaron meses en darme quirófano. Eso no fue lo peor.

—¿Qué pasó entonces?

—Viví semanas de mucha angustia porque nadie me decía cuándo entraría en el quirófano, aunque cuando finalmente lo conseguí, a mediados del pasado julio, me enviaron a casa por que con los recortes se habían quedado sin anestesista.

—¿Qué sintió en esos momentos?

—Fue muy angustiante volver a casa con los dos tumores, sin operarme y sin saber si resistiría, ya que en el cáncer cada día que pasa es decisivo. Recordaba dos casos próximos que ya han muerto por no llegar a tiempo, aunque no podía exteriorizar mi desesperación porque no quería preocupar a mi esposa, Úrsula, ni a mi hija.

—¿Sigue creyendo en la sanidad pública?

—Por supuesto. Perdí a una hija en el parto por una negligencia en la privada. Es sólo uno de los muchos desencuentros que he tenido con este sector, la sanidad pública siempre me ha respondido. Es por eso por lo que cada semana salgo con la pancarta ante el hospital, para no perderla. En el caso del cáncer el tiempo es oro y ahora, en la sanidad pública, el tiempo es un bien escaso.