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Frozen 2: Un animador español detrás de los momentos más íntimos de «Frozen 2»

Como Isaac Fernández, decenas de animadores producen, cada uno, unos minutos de film en nueve meses de trabajo

Isaac Fernández ha diseñado varias animaciones del último film de Frozen ABC

EFE

Ni un superestudio como Disney sabe a ciencia cierta cuándo una de sus películas será un taquillazo, pero con la reciente «Frozen 2» han apostado por lo seguro, «personajes entrañables» que se dejan querer, desvela Isaac Fernández, animador español encargado de algunos de los momentos más íntimos del filme. Fernández, residente en Los Ángeles donde trabaja para la compañía de Burbank desde hace años, ha dado vida a personajes de películas como las dos entregas de Ralph, «Moana», «Zootrópolis» , y por supuesto, «Frozen 2», de la que no descarta una tercera parte si el publico lo reclama, explica a EFE desde Barcelona, donde participa en b'Arbs, una feria internacional de efectos visuales.

Aficionado desde niño a dibujar y a los cómics, Fernández se formó en animación 3-D y efectos visuales y trabajó en estudios de Barcelona y Madrid antes de cruzar el Atlántico e incorporarse a la plantilla de Blue Sky para la producción «La edad de hielo», y saltar desde allí a Disney para «¡Rompe Ralph!» . En «Frozen 2», que lleva unos días en la cartelera de la temporada navideña, Fernández -casado con otra creadora artística de Disney con la que tiene un hijo bautizado con el oportuno nombre de Azul- aporta algunos de los instantes más íntimos y familiares de sus protagonistas, las poliédricas hermanas Elsa y Ana.

Isaac Fernández durante la entrevista con Efe EFE

«Es un plano en el que están ellas de niñas con sus padres, muy complejo, con cuatro personajes a la vez, todo muy físico, unos se apoyan en otros, porque en esta película se quería lograr un poco más esa sensación de realidad de familia, en la que hay contacto entre ellos, que se abrazan», comenta el creador. Los animadores de una producción Disney , unos noventa en el caso de esta entrega de la saga helada, han de trabajar muy coordinados para que, aunque cada uno ponga elementos de su propia cosecha, el producto final fluya de forma coherente.

Granito a granito

«A pesar de que son producciones enormes, siempre se hacen esfuerzos para que todo el mundo pueda aportar su granito creativo, principalmente el 'acting' de los personajes . Cuando recibimos un plano nos reunimos con los directores que transmiten lo que quieren. A partir de ahí soy yo quien ha de buscar. Aquí, por ejemplo, un jueguecito con los pies de mi hijo que les llevé y les encantó», revela el animador. En total, cada animador -explica- produce un par de minutos en nueve meses de trabajo, es decir, unos tres segundos por semana, «aunque en el apretón final se consiga un poco más si se meten más horas», y dejar el metraje final en torno a los noventa minutos, duración habitual en este tipo películas Disney, cuya gestación y producción roza los cinco o seis años.

Como animador, lo que más le cuesta, y por eso suele dejarlo para el final, reconoce, es hacer hablar a los personajes, la colocación de los fonemas en el rostro. «Pero el animador tiene que tener un abanico de recursos para hacer frente a estos retos» , remarca Fernández, versátil en sus registros, al ser capaz de trabajos realistas del tipo «Frozen» con otros más caricaturescos en la línea de «Ralph». Para este profesional, el éxito de las películas animadas, como el logrado por «Frozen», más allá de la promoción, se basa en la conexión entre público y personajes. Pone el ejemplo de algunos de sus filmes favoritos de Disney: «Aladdin» o «Merlín». «Es eso, que sepan transmitir, sino apagas la tele o te vas de la sala de cine...», comenta

El sector en España

Sobre el estado del sector en España , este animador de Sabadell (Barcelona) se muestra optimista «porque el nivel ha subido un montón» desde que él se marchó a Estados Unidos. «Ya no hay diferencia, estamos preparados para hacer lo que sea», insiste Fernández que apuesta por mejorar el marco fiscal si quieren favorecer las producciones, como ha hecho Canadá. En cuanto al papel de la tecnología y de los efectos visuales en el futuro en el cine, vaticina que, cada vez más, las compañías irán sustituyendo lo real por lo virtual «porque es más barato y permite un mayor control». Sin embargo, tranquiliza a los actores: «Nunca se podrá sustituir a un humano. Cuando animo algo, si no está bien, el espectador se da cuenta: el efecto de la luz sobre la piel, el movimiento, los ojos, eso es muy difícil pasarlo al ordenador y engañar a la gente, porque siempre se ve algo raro en el personaje».

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