shambhala
Los caramelos de Salvador
Es más de izquierdas que Pedro Sánchez pero también más afable. Menos beligerante en las formas, más ambicioso en el fondo. No le basta una parte, lo quiere todo
Artículos de Salvador Sostres en ABC
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Iniciar sesiónCuántos años hace que un catalán no es presidente del Gobierno? Salvador Illa lo sabe. Su manera de gobernar Cataluña es una manera de entender España. Da forma a su presidencia de la Generalitat como quien sabe que no es la última parada de su ... largo viaje. Es más de izquierdas que Pedro Sánchez pero también más afable. Menos beligerante en las formas, más ambicioso en el fondo. No le basta una parte, lo quiere todo.
Para el presidente no hay nadie despreciable. No le interesan los enemigos. Intenta quedar bien con todo el mundo, y no es un postureo, sino una manera de entender la política y el poder. «Quedar bien» en su caso, no significa un gesto -que también- sino realmente escuchar lo que le dicen y ayudar si puede. Se toma en serio los problemas de los demás. No promete lo que no sabe si podrá hacer, pero intenta hacer lo máximo y es imaginativo y tenaz para conseguir que sea todo o casi todo.
Establece con los demás lo que él llama «relaciones de confianza», en las que todo puede hablarse desde la lealtad y la discreción. Si el interlocutor no quiebra esta lealtad -ni la discreción: la discreción es muy importante para Illa- tendrá para siempre el favor de un presidente agradecido. Sobre su discreción, hay algo que comentamos algunos de los que de vez en cuando tenemos ocasión de tratarlo, y es que ha desarrollado una insólita capacidad para hablar cada vez más bajo. En un restaurante con más gente es muy difícil oírlo aunque estés sentado frente a él en una barra. Por teléfono es más fácil, o en el comedor privado en la residencia oficial del presidente de la Generalitat, en la Casa dels Canonges.
Una de las demostraciones más recientes del temple, del carácter de Salvador Illa, es la relación que ha sabido mantener y fomentar con el presidente del Grupo Planeta, Javier Crehueras. Este grupo, por causa de La Razón y de Antena 3 –en especial por el programa 'El Hormiguero'–tiene una pésima relación con Moncloa y concretamente con Pedro Sámchez. Una relación dura, con momentos de mucha agresividad por las dos partes. No es una violencia que sea siempre visible, pero sí constante, sorda, desagradable.
Illa podría haber hecho seguidismo de este desencuentro, y aplicar la máxima de que los enemigos de mis amigos son mis enemigos. No lo ha hecho. Y no sólo no la ha hecho sino que ha conseguido que Crehueras entienda que no lo ha hecho. La Razón es un periódico que no escatima en ataques directos al presidente del Gobierno; sin embargo Illa nunca aparece y si lo hace es para ser elogiado. En Antena 3, exactamente lo mismo. Fruto -o causa, eso nunca se sabe en este tipo de relaciones- de este buen ambiente, el presidente de Planeta ha sido distinguido este 2025 con la Cruz de Sant Jordi y lo más importante: en enero Crehueras tendrá el alto honor de ser uno de Reyes Magos en la cabalgata del Ayuntamiento de Barcelona.
Mira tú si es listo Salvador: con una medalla y una carroza tiene contento nada más y nada menos que al presidente de uno de los grupos de comunicación más importantes de España, que además anda a degüello con el presidente del Gobierno y secretario general de su mismo partido. Éste es Salvador Illa: la persona amable, abierta, que no se deja llevar por los nervios del momento, que juega sin balón y piensa en los siguientes cuatro movimientos mientras tú todavía estás en el presente (y la mayoría en el pasado). El movimiento de la cabalgata, por cierto, está en disposición de hacerlo porque tras las elecciones municipales de 2023, que en Barcelona ganó el candidato de Junts, Xavier Trias, apoyó hasta las últimas consecuencias al socialista Jaume Collboni para que el alcalde fuera él. Este apoyo incluyó decirle que no a Sánchez cuando le llamó para que el PSC votara la investidura de Trias, al objeto de facilitarse la suya propia ya que necesitaba los votos de Puigdemont. Cuando Illa pasó su travesía del desierto previa a ser ministro de Sanidad, fue acogido por Collboni como su jefe de Gabinete. Su sentido de la lealtad no tembló ni ante la presión del presidente del Gobierno de España e hizo lo que creyó que tenía que hacer: y Collboni recuperó para los socialistas la alcaldía de Barcelona tras doce años en la oposición, Sánchez permaneció en La Moncloa, y dentro de menos de un mes, uno de los empresarios más importantes de España estará viviendo uno de los momentos más mágicos de su vida, disfrazado de rey y tirando caramelos a los niños.
Salvador Illa i Roca (La Roca del Vallès, 5 de mayo de 1966) está encantado de ser presidente de la Generalitat de Cataluña y pacificado este territorio acunándolo entre sus brazos comprensivos, piadosos y pragmáticos. No tiene prisa por ir a ninguna parte pero está perfectamente preparado por si fuera el caso. Ahora que en España se han puesto de moda las metáforas sobre aparcamientos subterráneos, Salvador es el tipo de presidente que nunca baja al párking pero el día que lo necesita, su coche arranca.
Algunos dicen de él que no tiene carisma, otros van más lejos y dicen que no es nadie. Algunos -los de siempre- dicen que es tan nacionalista como Mas o como Pujol, y los más excitados le acusan de ser una surte de célula dormida del independentismo, y que dará su «golpe» cuando todas las piezas le encajen. Nunca dejará de sorprenderme la cantidad de versiones que puede llegar a ofrecer una misma ignorancia. Illa es el presidente menos nacionalista que ha tenido la Generalitat de Cataluña, y el que más personalidad ha demostrado junto a Jordi Pujol, aunque éste último dejó que sus familiares arruinaran su legado porque su demasiada vanidad le volvió débil, muñeco, pelele; y encerrado en su yo pequeño que llena el corazón y vacía el alma, hizo el ridículo que hacen los hombres que acaban siendo incapaces de distinguir sus virtudes de sus defectos.
Así que no dejes, niño, que tus amiguitos del colegio te digan que los Reyes Magos no existen y que en realidad son los padres. Ve contento a la cabalgata, con la misma emoción de siempre, y cuando pase la carroza del Rey Blanco y te tire caramelos, entre los paquetes envueltos y sus pajes, recuerda que uno de los señores que más mueve los hilos de esta España nuestra, no sólo cree que la magia existe sino que es él quién la hace. Di esto a tus amiguitos descreídos, verás con qué cara se quedan. Y si tus padres son indepes, o del PP/Vox, diles que vayan a dormir tranquilos, y que sí, que es verdad, que Illa no manda ni es nadie.
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