«Los responsables del 1-O, indultados, y los que garantizamos el orden, procesados»

El sentimiento generalizado es de indignación. También «rabia, tristeza y una profunda sensación de desprotección en nuestras actuaciones, cuando lo que has hecho es cumplir con tu deber en unas circunstancias de dificultad máxima», lamenta un integrante de la Unidad de Intervención Policial (UIP).

Para algunos sindicatos, como la Confederación Española de Policía (CEP) se trata de una «cacería judicial». Un «calvario», aseguran, que ha sometido a los agentes a una investigación tan «amplia» que el Juzgado de Instrucción 7 de Barcelona incluso ha llegado a analizar y «destripar» el temario de la escuela de Policía para tratar de encontrar «material incriminatorio». Desde el SUP, su portavoz, Carlos Morales, critica que ahora se persigue a los funcionarios que la Administración envió a Cataluña «para garantizar la estabilidad democrática frente a los radicales independentistas». «Verlos ahora como espectadores del juicio de unos policías que cumplieron su función, siguiendo las órdenes recibidas, causa indignación y rabia». La organización censura que «los alborotadores son ahora víctimas, y los responsables de garantizar los derechos y libertades de la ciudadanía, acusados».

Además, reprochan el abandono del Ejecutivo y, en especial, del ministro del Interior. Por ello, Jupol ha acusado a Fernando Grande-Marlaska de «abandonarles a su suerte» y «no salir en defensa» de los agentes procesados «por hacer su trabajo». De hecho, el temor de algunos policías es que desde la Dirección General (DGP) se les pueda aplicar alguna sanción previa a la apertura de juicio e incluso a la sentencia, como la suspensión de empleo, aunque no de sueldo. Preguntados por la cuestión, desde Interior guardan silencio y fuentes policiales apuntan que lo más probable es que el procedimiento administrativo sancionador se aplique tras una eventual condena.

Uno de los mandos de la UIP imputados por su actuación explica a ABC que una de las órdenes previas al dispositivo por parte de su superior fue: «Prefiero que quedéis como bestias que como cobardes». Les trasladaron que «era el servicio más importante desde el 23-F». Nada quedó por escrito, tampoco la instrucción de no detener ni sancionar a los votantes que impedían su entrada a los colegios. En estos años no ha recibido una sola llamada de sus superiores y ahora ya no la espera. Con el paso del tiempo, cree que la mejor actuación fue la de los Mossos d'Esquadra, que no intervinieron, ante la superioridad de la masa. «Los nuestros querían un policía muerto para vender que los independentistas eran unos radicales y éstos, a su vez, también querían un mártir».

Los abandonaron. El agente, que un año después abandonó la UIP, defiende que aquel despliegue no tuvo sentido. «Intervenimos en 28 colegios, no llegamos ni al uno por ciento y al final los que quedamos como unos radicales fuimos nosotros», lamenta a un paso de sentarse en el banquillo.