Vasallo

Así las cosas, uno se pregunta dónde está el orgullo del PSC que, hace unos años, no se cansaba de repetir que son ellos los que eligen a sus candidatos y que el socialismo catalán no es una federación del PSOE, sino un partido federado –atención a la preposición- con el PSOE. Otra prueba del vasallaje: la Fiesta de la Rosa del socialismo catalán, en la Pineda de Gavà –servicio de autobús gratuito y menú de 17 euros, aunque se puede ir con la fiambrera que hace más de izquierda-, en la cual la militancia se harta de aplaudir y vitorear al caudillo Sánchez. Les sale del corazón.

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¿Y si la sigla PSC ya no respondiera a Partit dels Socialistes de Catalunya, sino a Partido Sanchista de Cataluña? Una alteración fácil, dirán ustedes. Cierto. Pero, eso es lo que ocurre y que nunca había pasado antes. Y todo ello, ¿por qué? El PSOE necesita que el PSC sea la primera fuerza política en Cataluña con mando en plaza para así neutralizar a unos partidos nacionalistas que, incluso, podrían ayudarles a cambio –mercantilismo político- de lo que conviniera a uno y otros.

Visto lo visto -Junts y ERC contra PSOE-, el vasallaje no servirá para obtener lo que buscaban los unos y los otros. Aunque, ambos han obtenido mucho. En cualquier caso –cuando el pastel y el pastelero desaparezcan de la cocina-, no se descarta la resurrección del PSC auténtico. Dicen algunos.