Mitin

Al respecto, conviene señalar que Salvador Illa –sin duda, un hombre de Estado en formación- es un político fiel a la palabra dada a la manera de la escuela de Pedro Sánchez. Eso dijo y repitió hace un par de años: «Ni amnistía, ni nada de eso». Algo más: Salvador Illa confunde la amnistía con la amnesia si tenemos en cuenta que la «felicidad» –una tranquilidad y una convivencia aceptables- se logra gracias al artículo 155 de la Constitución y a la acción de la Justicia.

Prosigamos con el hombre de Estado en formación: la Ley de Amnistía «ha funcionado y ha supuesto un punto de inflexión para la plena normalización» de España y Cataluña (traducción: el PSOE en el poder del Estado y el PSC en el poder de la Generalitat gracias a la mercadotecnia política); la amnistía defiende/define «una sociedad plural y un proyecto en que todas las voces puedan ser escuchadas» (traducción: en RTVE y TV3, por ejemplo).

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A todo ello, Salvador Illa añade que defiende una Cataluña con autogobierno fuerte (?!), una Cataluña «que se implique en la mejora de España» (por eso, se amnistía a sediciosos y malversadores), una Cataluña «que afirme su europeísmo y se implique en la construcción de Europa» (por eso, se critica a las instituciones europeas que, por ejemplo, afirman que la amnistía es una autoamnistía) y una «democracia sólida llena de garantías institucionales» (por eso, Pedro Sánchez ha colonizado las instituciones, Tribunal Constitucional incluido).

El colofón: «Cataluña es lo suficientemente grande para que todos quepan y demasiado pequeña para que sobre nadie». Sobre todo, si hablan en catalán. Ahí tienen ustedes ese reciente «proyecto de país» que es el Pacte Nacional per la Llengua.