La Fiscalía pide nueve años de cárcel para Dani Alves por la agresión sexual en una discoteca de Barcelona
El Ministerio público también reclama una indemnización de 150.000 euros para la denunciante y diez años de libertad vigilada
La Audiencia de Barcelona abre juicio oral contra Dani Alves por la agresión sexual a una joven en los baños de una discoteca
Barcelona
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Iniciar sesiónLa Fiscalía pide nueve años de cárcel para Dani Alves por la agresión sexual a una joven de 23 años, en una discoteca de Barcelona, la madrugada del pasado 31 de diciembre; suceso que avanzó ABC. Después de que la Audiencia ... Provincial decretase la apertura de juicio contra el futbolista brasileño, el Ministerio público ha presentado su escrito de acusación, en el que también solicita una indemnización de 150.000 euros para la denunciante -cantidad ya consignada por éste ante el juzgado-, libertad vigilada durante una década, así como orden de alejamiento y prohibición de comunicación con la chica.
En su escrito, la Fiscalía recoge que aquella fecha, el ex lateral del Barça acudió al local de la calle Tuset junto a un amigo, donde accedió a un reservado, junto al que hay un pequeño aseo. Fue allí donde solicitó a un camarero que invitase a la joven, que estaba con su prima y una amiga, a unirse a ellos. Éstas rechazaron la primera invitación pero, «ante la insistencia», finalmente accedieron. Allí Alves las invitó a champán y «estuvieron los cinco bailando y charlando».
Tras agarrar varias veces la mano de la joven para ponerla en su entrepierna, el brasileño accedió al espacio colindante, que alberga el lavabo, y llamó a la chica, que fue tras él, aunque Alves fue el último en entrar, «cerrando la puerta», precisa la acusación. Cuando la chica vio el cubículo pidió que la dejase salir, pero éste se negó y comenzó a manosearla. Alves «se sentó sobre la tapa del retrete y agarró con fuerza de la cintura» a la denunciante, «haciendo que se sentara sobre él, levantándole el vestido, siendo que ante la negativa de la víctima el procesado mantuvo una actitud despectiva hacia ella».
Fue entonces cuando el brasileño «se bajó los pantalones y tiró del pelo de la víctima con fuerza, haciéndola caer al suelo de rodillas, tratando de obligarla a practicarle una felación, logrando resistirse ella». Después le propinó varias bofetadas en la cara mientras le exigía que dijera «soy tu putita». La chica le pidió «reiteradamente» que la dejase marchar, pero Alves no la dejó. «Ante la actitud violenta que éste mostraba, se sintió impresionada y sin capacidad de reacción, llegando a sentir que le faltaba el aire, dada la situación de angustia y terror ante lo que estaba viviendo», sostiene la Fiscalía, en base a lo que la propia joven explicó durante su declaración.
Tras ello, la habría violado sobre el lavabo, para luego salir del aseo, dejando allí a la víctima, para volver a su mesa, donde cogió una copa y luego se alejó. Segundos después fue la joven la que abandonó el aseo, buscó a su prima y, tras despedirse del amigo de Alves, enfilaron la salida de la discoteca. Fue entonces cuando la joven rompió a llorar, y el personal de seguridad del local la atendió, activando el protocolo de agresiones sexuales. Cuando esto ocurrió Alves abandonó el local, sobre las 4.06 horas, cruzándose con la chica y su familiar, aunque sin mediar palabra.
La joven fue atendida y explorada en el Hospital Clínic de la capital catalana. Allí, los sanitarios certificaron que tenía una rozadura en la rodilla izquierda. Además, tras lo ocurrido, sufre síntomas ansiosos depresivos, según el informe forense, «con repercusión funcional a nivel laboral y social».
Posible acuerdo
A la espera de que la acusación particular y la defensa presenten también sendos escritos, antes de sentarse en el banquillo, Alves aún podría cerrar un acuerdo de conformidad, admitir los hechos y rebajar así ostensiblemente la pena de prisión. Cabe recordar que, sobre lo ocurrido aquella madrugada en un local de la calle Tuset, el ex lateral del Barça ha cambiado de versión en varias ocasiones. Primero, a preguntas de este diario, su entorno aseguró que había estado en la discoteca, pero que «durante poco rato» y que «allí no ocurrió nada». Finalmente acabó declarando en instrucción que sí mantuvo relaciones sexuales con la denunciante, de 23 años, pero que éstas fueron consentidas, y no una violación.
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Apuntó así que el cambio de relato obedecía a esconder la infidelidad a su pareja, pero los indicios lo acorralaron. No sólo la declaración de la joven, sino las pruebas que los Mossos recabaron en el local -entre éstas, ADN-, así como varios testimonios, también del personal de la discoteca que atendió a la denunciante aquella noche. Según explicó la víctima, Alves la agredió sexualmente en los lavabos de la zona VIP de Sutton.
Fue casi un mes después, el 20 de enero, cuando tras acudir a declarar ante los investigadores, el brasileño ingresó en prisión provisional, donde se encuentra desde entonces; ya que tanto la instructora como la Audiencia Provincial rechazaron su puesta en libertad, a la espera de juicio. Entre otros motivos, por el «elevado riesgo de fuga», que alegaron tanto la acusación particular como la Fiscalía. Su defensa, que entonces ejercía el penalista Cristóbal Martell, presentó un exhaustivo análisis de las grabaciones del local, para intentar argumentar que entre la joven y Alves existió «tensión sexual», y justificar que no perpetró una violación.
Un argumento que rechazó la Sección 3ª, al apuntar, primero, que el análisis de las imágenes se llevaría a cabo durante el juicio y, después, que «el relato de indicios» contra Alves era «tan abundante» que «permite sostener la presunta comisión de un delito contra la libertad sexual». Es más, los magistrados señalaron entonces que «aun cuando se tratara de un cortejo sexual entre dos adultos, no puede en modo alguno justificar una posterior agresión sexual».
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