Más de 26 años de prisión para el profesor de batería de Quart (Gerona) que abusó de cinco alumnos
Las víctimas sufren secuelas por las agresiones del maestro
La Fiscalía pide 43 años de cárcel para el profesor de batería de Gerona acusado de abusar de cinco alumnos
Barcelona
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Iniciar sesiónLa Audiencia de Gerona ha condenado a 26 años y medio de cárcel a Jordi Brull, profesor de batería de Quart, por abusar de cinco de sus alumnos, algunos menores, entre 2009 y 2020. A pesar de haber negado los hechos durante ... toda la instrucción, en el juicio el individuo alegó que mantuvo relaciones con cuatro de las víctimas, pero que éstas fueron «consentidas». Para tratar de eludir la condena apuntó, además, que todos ellos superaban la edad de consentimiento fijada por ley -hasta 2015 eran 13 años, después se elevó a los 16-.
Una 'confesión', reza la sentencia, «calculada, al milímetro, para evitar que los hechos que finalmente ha reconocido tengan consecuencias penales; y eso aparece como una casualidad demasiado afortunada. Sobre todo, para un tribunal que deposita su confianza en la causalidad, pero muy raramente en la casualidad». Los magistrados entienden así que no solo los testimonios de los denunciantes tienen credibilidad y veracidad, sino que solo tras ver todas las pruebas que había en su contra, Brull, en el último momento, recurrió a «una posible vía de escape» que, en realidad, ha venido a corroborar la versión de las víctimas.
Sus declaraciones, reza el fallo, llevan a concluir que el profesor actuó como un abusador, primero forjando un vínculo con ellos; luego poniendo a prueba los niveles de comodidad de los menores; para constatar su reacción ante un posible acercamiento; hasta llegar así a un tercer nivel, que es del inicio del contacto. Posteriormente llegaron los tocamientos y agresiones sexuales.
«Quería rollo con ella pero ella no y se lo hizo por la fuerza»
Elena BurésLos vídeos de una testigo fueron «la clave» para identificar a los ocho agresores. Cinco son inimputables, dos se encuentran en régimen de internamiento cerrado y, el restante, en busca y captura
De los «300 o 400» alumnos que Brull tuvo a lo largo de los años, a las cinco víctimas les hizo regalos -bien clases gratis, u otros objetos-; les decía que eran sus mejores estudiantes o que tenían gran futuro con la batería. En su estudio, que estaba en un bajo, podían beber y fumar. Luego llegaron las «permanentes alusiones al sexo», pero siempre con un «tono pretendidamente humorístico». De ahí, de forma progresiva, hasta perpetrar los abusos. No hubo amenazas pero, una vez tres de ellos formalizaron la denuncia contra su agresor, éste los «visitó» para pedirles que la retirasen. Todos sufren secuelas psicológicas por los abusos, según certificaron los forenses.
«El procesado, en ejecución de un plan premeditado y aprovechando la relación claramente asimétrica que con ellos tenía, fue ganándose la confianza de sus alumnos; con la intención de convertirse en su «padre-colega», a la vez que en su protector. Para, una vez lograda dicha manipulación emocional, pasar a la acción y ejecutar sus propósitos lúbricos; mientras que iba empleando su ascendiente para convencer a los cinco, progresivamente, de que aún cuando lo que les hacía a ellos no les gustaba, no les hacía sentir bien, tenía que ser así», reza la sentencia.
Por todo ello, la Audiencia le condena a 26 años y medio de cárcel -aunque solo cumplirá un máximo de 20- por cinco delitos de abuso sexual, algunos con penetración. Contra el fallo cabe recurso ante el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña (TSJC).
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