Toreo bajo la estelada

ERC se lanzó a dar la puntilla sobre la Fiesta, que el pujolisno ya había marcado como «franquista y para turistas». ¿En toda Cataluña? No. Quedaron reductos intocables en los que el pueblo estaba por encima de los intereses partidistas. Cardona es uno de ellos. Bajo la gran estelada afloran capotes y muletas en una imagen para algunos sorprendente, y en su plaza tienen lugar durante las fiestas dos encierros, dos exhibiciones de toreo, seis correbous con la tradicional, ancestral y única cargolera, un concurso de recortadores, un espectáculo cómico-taurino y tres correbous infantiles. Todo un tratado de tauromaquia, vamos.

El alcalde independentista de Cardona, Ferran Estruch, que lo es desde hace más de una década, sabe muy bien lo que sus vecinos quieren. Lo que los apenas cinco mil habitantes de Cardona, quieren y no están dispuestos a perder. Y lo sabe, como antes lo supieron sus antecesores convergentes y antes los socialistas del PSC. Hay algo intocable en Cardona que son sus fiestas de toros. Al margen del sentir político. Los que eligen son los ciudadanos, y sea cual sea el color del alcalde que los gobierne, unos y otros siempre tuvieron claro, tienen y tendrán, que bajo la estelada, con ella o sin ella, seguirán los toros como eje de sus fiestas.