La Gala del futuro

La Gala premia cada temporada a quienes destacan en esa lucha a brazo partido, en esa ilusión desbordante, que hace de la resistencia catalana un fenómeno sin igual por el anhelo ante lo que consideran suyo, íntimamente suyo. Y si cada año, la Gala mantiene la reivindicación de la Fiesta en Cataluña, en la que acaba de celebrarse ha habido un plus de fuerza en el sueño, un puntal en el que tomar impulso en base a un futuro más cierto.

La irrupción del novillero de Hospitalet Mario Vilau, ha sido como una espoleta en la que renace esa aspiración, ese ensueño colectivo. Mario y sus triunfos a lo largo de la temporada, están dando alas a todos los aficionados, que ven, ahora sí, un argumento de peso para que el coso barcelonés pueda reabrir sus puertas. Ese fue el sentir que se respiró en la Gala, todos entorno a un torero que ha demostrado capacidad en los ruedos y ha concitado los anhelos de una afición más despierta que nunca.

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Falta, que por una vez el sector dirija su mirada hacia la Cataluña taurina que dejaron huérfana. Falta un paso adelante político y profesional, que entienda que la situación actual puede revertir aquel «de momento, no» de la empresa Balañá.

Fue la Gala del futuro, de un futuro que tiene la fuerza de los aficionados y de un torero en sazón dispuesto a todo.