El alumno de Hospitalet anunció a sus compañeros el ataque hace una semana y advirtió de que tenía una lista de víctimas

El suceso se produjo sobre las diez, en una de las escaleras del instituto. «Vimos como él corría tras ella», apuntó otra compañera. La hirió en la espalda con un cuchillo, que una profesora consiguió requisarle poco después. Luego, al resto de alumnos los «encerraron» en sus respectivas aulas, bajo la supervisión de sendos docentes. A la víctima la atendieron primero en el colegio, y luego la ambulancia la trasladó hasta un centro hospitalario. Las heridas no revisten gravedad y fue dada de alta este mismo martes. Ambos, agresor y víctima, son de nacionalidad española. Él, al ser menor de 14 años, es inimputable. Es decir está exento de responsabilidad penal. Por eso, tras lo ocurrido, los agentes lo «entregaron» a sus padres. Ahora será la Dirección de Atención a la Infancia y la Adolescencia (Dgaia) la que aplicará el protocolo fijado en estos casos: incluir al menor en un programa diseñado para su «seguimiento, control y rehabilitación».

Transcurridas menos de 24 horas de la agresión, las clases se retomaban «con normalidad», aseguraban desde Educación. Lo cierto es que fueron varios los padres que se presentaron en el instituto para reclamar explicaciones a su dirección. Entre éstos, Claudet. «Mi hijo llegó nervioso a casa y me lo explicó», detalló a este diario. No habían pasado ni 15 minutos cuando volvió a salir del colegio. «Está todo normal. Un poco asustada...pero bueno», zanjó. Poco después, Edgar, padre de una alumna de Bachillerato también abandonaba el recinto. «Me enteré esta mañana, cuando traje a mi hija a clase. Nos han dicho que no tenemos de qué preocuparnos, que se trata de un incidente aislado y que se está investigando. Nos enviarán un correo electrónico más adelante y las clases siguen con normalidad», detalló el progenitor, aún «con el susto en el cuerpo».

Por su parte, tanto los empleados del instituto como su dirección, guardaban silencio. Tras lo ocurrido, algunos menores explicaron que sus padres querían cambiarlos de centro. «Mi madre no quería que viniese a clase», contó uno de los adolescentes. «Yo intenté tranquilizar a la mía, pero me dijo que si volvía a pasar algo parecido, no volvía más», apostilló otra de sus compañeras.

Desde Educación sostenían este martes que un grupo de psicólogos se habían traslado hasta la escuela para atender a los menores. Pero, según éstos, no a todos. «Nosotros hemos tenido clase normal», apuntó una estudiante de Secundaria, que aseguraba que los especialistas sólo habían hablado con los compañeros de aula de agresor y víctima. «Están traumados», deslizó.

Desde la Generalitat no aclaran si habían activado o no el protocolo por acoso escolar en el Rubió i Ors. Tampoco las circunstancias en las que se produjo la agresión. Esta mañana, a las puertas del instituto, un cartel que rezaba: «¿Tienes un hijo de entre 12 y 18 años? Presentación de los servicios para la salud mental y la salud emocional. Ven a conocer las entidades de tu barrio, el 20 de octubre a las 17.30».

Según las fuentes oficiales, hasta el lunes, nunca se había producido una agresión de estas características en el centro. A pesar de que algunos vecinos, como Francisco, que vive en un ático, justo enfrente, sí habla de peleas puntuales a sus puertas y alguna gamberrada. «La realidad socioeconómica de la zona norte de Hospitalet es complicada desde hace años. Hay mucha inmigración, en las escuelas e institutos las ratios están desbordadas y los recursos para atender esa complejidad son totalmente insuficientes», ha apuntado a ABC Carles Nadal, delegado de la sección de Educación de CC.OO. en el municipio.

Respecto a la agresión, aseguró que «nada hacía pensar que podía ocurrir algo así» y destacó «la buena labor educativa del centro». Sin embargo, recordó que, como el resto de escuelas de este barrio, sufre las consecuencias de la falta de recursos en esta zona educativa, «desbordada por la matrícula viva» y con aulas que, «en el caso del Bachillerato, superan incluso los 35 alumnos». El portavoz sindical denunció también las consecuencias negativas que tiene la «deficiente asistencia de la Generalitat» en esta zona. Una de ellas, «el retraso en la atención a alumnos con problemas psiquiátricos o conductuales por parte de los equipos de Atención Psiquiátrica a menores de la Dgaia.

«No puede ser que los centros detecten un problema y requieran atención psiquiátrica al alumno y ésta tarda seis meses en llegar». «Desconozco si el agresor de este instituto tenía este tipo de problemas, lo que sé es que la ayuda cuando los hay llega demasiado tarde», sentenció.