Nuevo curso

Lo que está claro es que la vida política de Castilla y León estará impregnada este curso de la vida nacional. Siempre ha sido así, pero ahora más porque si Sánchez cede ante los nacionalistas, comunidades como la nuestra pueden resultar muy perjudicadas, ya que vascos y catalanes lo que quieren es ser diferentes, ser más que el resto de los españoles y llevarse, hasta que puedan conseguir sus últimas reivindicaciones, la mayor parte de la tarta económica o de cualquier otro tipo.

El PP acumula desde las pasadas elecciones municipales y autonómicas mucho más poder en Castilla y León y lo va a ejercer en la gestión institucional que realice, con presupuestos cara al nuevo año que dibujarán sus políticas. Veremos mucho artificio y mucho tópico en la crítica política, aunque en este nuevo curso Castilla y León ya no va a estar en el foco nacional como hasta ahora, porque ya no es la única comunidad con acuerdos con Vox y porque el tiempo va pasando y, aunque salidas de tono siempre hay, lo que se palpa es que el apocalipsis que se venía anunciando desde la izquierda no se ha producido y en muchos sitios Vox no está dando el espectáculo que tanto daño le ha hecho en sus primeros meses de responsabilidad en el Gobierno regional. Hará bien el PSOE en ponerse manos a la obra en una tarea de oposición constructiva, alejada de la permanente cantinela del ataque a Vox y tendrá que hacer un serio esfuerzo de explicación de sus propuestas y en argumentar las previsibles cesiones que se hagan a nivel nacional y que tanto nos pueden perjudicar. Lo que está muy claro es que viene un nuevo curso de tensión, de polarización y de escaso diálogo, con abundancia y exceso de lo que nos separa y pobreza total de lo que debe unirnos. Una lástima.