Más de lo mismo

La financiación autonómica si que es un tema que debe preocuparnos en Castilla y León porque nuestra tierra tiene unas peculiaridades que hacen que conseguir un sistema justo y que permita asegurar el estado del bienestar choca con los intereses de muchos territorios españoles que no son tan extensos, ni tienen tan poca población. La dispersión es un handicap para nuestra región pero, aunque seamos pocos y dispersos, pagamos tributos como los demás y tenemos los mismos derechos, algo que consagra la Constitución, ese texto para todo y que tantos pretenden estirar para dar cabida a todo lo que se les ocurra.

Es un hecho que negociar un modelo de financiación supone una dura y ardua tarea y supone aceptaciones y renuncias, pero haciendo de ellas un equilibrio entre todos y no un elemento que agrande la distancia entre unos y otros territorios. Desgraciadamente, si la negociación se produce en el marco de la formación del nuevo Gobierno, donde los nacionalistas son la clave para su configuración, no es victimista asegurar que territorios como Castilla y León van a salir muy perjudicados. Y no lo es, porque la historia nos demuestra que los nacionalismos lo que buscan es la diferenciación, ser distintos al resto de los territorios y colocarse en un grado de superioridad que muchas veces resulta insultante. Hasta que la autodeterminación llegó a su primera linea reivindicativa, los nacionalismos han hecho valer sus votos para arrancar a los partidos mayoritarios compromisos económicos que han ido en detrimento de territorios como Castilla y León. Lo lamentable es que los partidos que se dicen de estado lo hayan consentido y sigan siendo incapaces de dialogar para modificar un sistema electoral que siempre los hace depender de ellos y condenar a las regiones que son mas leales con el concepto de nación. Realmente no hablan ni de esto ni de nada.