León, cuna de pactos 'in extremis'

Pero la 'madre' de todos fue el alcanzado en octubre de 1999, cuando UPL y PP, con el entonces secretario general, el popular Javier Arenas, firmaron para retener la alcaldía en manos de Mario Amilivia, que gobernaba en minoría y se iba a enfrentar a una moción de censura del PSOE con los leonesistas. El pacto llevaba adosado el compromiso del Gobierno de España (PP) de llevar a cabo una inversión en la ciudad de 230.000 millones de las antiguas pesetas en dos años. Aquello dio para muchas páginas.

A día de hoy, el Ayuntamiento de León sigue sin estar constituido –lo hará el próximo viernes, 7 de julio– y lo mismo ocurre con la Diputación, que aún deberá esperar alguna semana más. La razón: el recurso presentado por Vox por la invalidación de más de 400 votos porque las papeletas no estaban completas. Ese retraso ha servido para dar oxígeno, en forma de tiempo, a los negociadores que se han situado en el tablero de las dos instituciones y que no son otros que PSOE, PP y la Unión del Pueblo Leonés (UPL). Es la formación leonesista la que tiene la llave del gobierno municipal y del provincial, con la paradoja de que en la capital, la lista más votada fue la socialista, mientras que en la provincia fueron los populares.

Así que la UPL puede mirar a un lado y a otro para conformar gobierno, un escenario que podría llevar a apoyar a los socialistas en el Ayuntamiento y a los populares en la Diputación, con la baza de conseguir inversiones de la Junta para la provincia, aunque sin perder de vista el objetivo de presidir alguna de las dos. Lo que sí reconocen fuentes de la formación es que la opción de apoyar al PSOE en el consistorio –donde UPL tiene cinco concejales, once los socialistas, nueve el PP y dos Vox– es la más avanzada.

Sin embargo, en el caso de la institución provincial –cuentan con tres diputados, once tiene el PP y diez el PSOE–, los leonesistas muestran más reparos a la hora de pactar con los de la rosa después de una legislatura, como la pasada, que acabó con el pacto, en mayo de 2022, que las dos formaciones firmaron en presencia del propio José Luis Ábalos, entonces ministro de Fomento. La UPL rompió el acuerdo por considerar que no se estaba cumpliendo con lo acordado y terminaron por perder un diputado que se incorporó al grupo de no adscritos. Al hecho de no olvidar fácilmente ese episodio, se suma el interés de los populares de desalojar al PSOE de las instituciones, por lo que tampoco ven descabellado – y ésa es otra de las opciones– poder presidir la Diputación con el apoyo del PP. La cosa es dejarse querer.

El propio secretario general de la UPL, Luis Mariano Santos, reconoce que «hemos avanzado en el caso del Ayuntamiento, aunque no lo suficiente«. Por eso, lanza un mensaje a »los negociadores y es que resulta muy difícil convencer a un partido cuando se insulta o se intenta presionar a cambio de titulares; lo que hay que hacer es sentarse a hablar y buscar el consenso«.

Pero hay más elementos que contribuyen a dificultar las negociaciones. Las elecciones generales del 23 de julio son un problema para la UPL, un partido en cierta forma transversal, que concurre a los comicios, al que su decisión final puede penalizarle a uno u otro lado del espectro político, así que tienen que medir la opción más beneficiosa. Tampoco es baladí la situación interna de populares y socialistas en León. Los primeros pasaron por una turbulenta designación de su candidata, Margarita Torre, y eso también se está dejando notar a la hora de negociar porque los interlocutores no están del todo claros. De hecho, hizo llegar a la UPL la propuesta de dividir el mandato en el ayuntamiento para que cada formación gobernase dos años, una opción que rechazaron los leonesistas y que no contaba con el apoyo del PP autonómico.

En el PSOE, el alcalde en funciones y candidato, José Antonio Diez, mantiene una relación no precisamente fluida y cordial con el secretario provincial, Javier Alfonso Cendón, de ahí que el regidor leonés ya haya advertido que no quiere intromisiones en unas negociaciones que dirige él personalmente. Tal es así que Diez asegura, en declaraciones a ABC, que no contempla otro escenario que no sea el de ser alcalde «como candidato más votado y al que los ciudadanos han refrendado su gestión». Es más, casi da por cerrado el acuerdo con la UPL en unas negociaciones «que están abiertas y pendientes de si quieren entrar o no a formar parte del equipo de gobierno». Apunta, además, que «no hay puntos complicados», ya que «estamos hablando de un proyecto conjunto de ciudad y como ya hemos trabajado en el mandato pasado, no hay ninguna fricción».

Para la presidenta provincial del PP, Ester Muñoz, en cambio, aún hay mucho por negociar hasta el jueves y todas las posibilidades están abiertas. El objetivo de su formación es «gobernar en ambas instituciones», aunque las negociaciones son independientes y no como si fuese un intercambio de cromos porque eso es «irrespetuoso con los ciudadanos». Sí tiene muy claro que lo de entregar la presidencia de la alcaldía o la Diputación a un partido que es el tercero o el cuarto en resultados electorales no está en sus planes porque «eso acaba por pasar factura». Su oferta es la cogobernanza y que presida el que haya tenido más votos de los dos.