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ruido blanco

Viento de cola

En el efímero e irreal tiempo de la política después de la calma siempre llega la tempestad

Desprecio

Lo imposible

EP
Jorge Francés

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Al contrario que en la vida real a los partidos políticos no los une la adversidad. Ante la calamidad se convierten en una suerte de Juego del Calamar donde nada importa excepto salvar un asiento. Mientras se tiene el favor de los ciudadanos la música ... nunca para de sonar y sobran sillas donde acomodarse plácidamente. Pero cuando la melodía para, y acaba parando, nunca hay banquetas ni banquetes para todos. Por eso quien ha aprendido a jugar a la política evita nombrar a los suyos como amigos y les bautiza compañeros de partido. Ese eufemismo esconde cinismo, oportunismo y desconfianza. Habrá un día inevitable en que unos sean Judas y otros Bruto. A los partidos políticos solo los une la victoria o el olor a victoria, ese agradable viento de cola que ahora empuja al PP impulsándolo sin aparentes obstáculos a la fiesta del 23 de julio convocada por Pedro Sánchez. Tanto une un triunfo que no ha hecho falta que los populares reconquisten La Moncloa para evidenciar en las listas al Congreso aquella reconciliación pendiente. Han acomodado a los casadistas (niños perdidos que aupó Pablo Casado) con la misma sonrisa con la que hace no tanto les enseñaban la puerta.

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