RUIDO BLANCO

La verdadera convivencia

La reforma de la financiación autonómica apuntalaría esta España a punto de derrumbe

Bendita rutina

Otra palada más

Último pleno de las Cortes i. tomé

Avanzamos hacia una España de desiguales como rémora de los deberes pendientes que transcienden las legislaturas. No hay tema tan recurrente y reivindicación tan estéril como la reforma del sistema de financiación autonómica. PP y PSOE han vuelto a votar juntos en las Cortes de ... Castilla y León para exigir que el próximo gobierno, sea cual sea y cuando sea, se atreva con un problema esencial y enquistado. Tan inútil es la exigencia que ha conseguido el respaldo de socialistas y populares en mitad del huracán de la formación nacional de gobierno. Ni siquiera es revolucionario el consenso. Es de esos pocos asuntos que logran el acuerdo porque todos acumulan la misma larga lista de traiciones e incumplimientos. Como terminar la Autovía del Duero o materializar el Corredor Atlántico que recuerdo llevar anotando desde mis tiempos de becario.

La reforma de la financiación autonómica debería haber sido hace más de un década el colofón del desarrollo del Estado de las autonomías. Quizá incluso hasta la prueba de madurez de esta España constitucional que nos dejó por construir la Transición. El cierre del encaje territorial, el final de privilegios injustos y la garantía legal que evitaría casi todos los desmanes, victimismo y trueques que sufrimos en los últimos tiempos. El gobierno que se atreva de verdad a afrontar esta reforma será el primer gobierno que apueste en serio en la convivencia. El resto es humo y Sánchez. La convivencia entre españoles debe enraizarse en la igualdad de trato a todos los territorios y no en la escalada de cesiones a cambio de pedazos de poder. Pero está por llegar el político que renuncie a esa baza.

La reforma de la financiación autonómica apuntalaría esta España a punto del derrumbe. Con esa misma 'frágil salud de hierro' de la que gozó durante toda su vida el poeta Vicente Aleixandre. Así ha sido siempre España, 'el país más fuerte del mundo. Los españoles llevan siglos intentando destruirlo y no lo han conseguido', sentenció Otto von Bismark. Lo dijo durante aquel otro siglo en que nuestro país también parecía empeñado en aniquilarse a sí mismo.

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