RUIDO BLANCO
Salvemos el otoño
Los políticos hacen más o menos lo mismo que mi padre, pero con las legislaturas
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Iniciar sesiónCuando pasan los cuatro primeros días de septiembre mi padre empieza a dar por finiquitado el año. Lo hace colando en cualquier conversación aquello de «cuando nos queramos dar cuenta estamos en Navidad» y resulta que funciona. Sin saber por qué uno comienza a hacer ... planes para 2023, como si los cuatro meses restantes hasta la Pedroche y las campanadas fueran un fin de semana. Cuando me doy cuenta de que el bullying de mi padre al calendario empieza a calarme me rebelo. Me niego perder el otoño, la estación de la elegancia de ocres, luces cansadas y días que van pidiendo cobijo. Negarse un otoño de exuberancia serena es lo mismo que vetarse la vejez y perder la experiencia. El otoño es un verano vivido, quizá intensamente.
Los políticos hacen más o menos lo mismo que mi padre pero con las legislaturas. En cuanto una anda mediada ya tienen la campaña en la siguiente. No les digo nada de este septiembre que nos pilla a ocho meses de las municipales. Así que en los ayuntamientos andan los alcaldes cerrando la apretada agenda inauguraciones que requiere todo final de mandato y la oposición madurando candidatos para que le caigan en la cabeza a los electores cual revelación newtoniana. Este curso político será el que valide el cambio de ciclo que auguran las encuestas. Si este es el otoño de Sánchez y el sanchismo como forma de destruir al PSOE. Si Vox demuestra si es útil o se convierte en el nuevo Ciudadanos y si Cs logra una refundación exprés sin un nuevo líder carismático a la vista que anule su pasado. El viento y la crisis soplan a favor del PP de Feijoó nadie sabe si tanto como para que Mañueco vuelva a romper para intentar gobernar en solitario. No debe olvidar Mañueco que no es Feijoó, ni Moreno Bonilla ni Ayuso y frente a Tudanca (es decir sin rival) ya le salió mal un órdago. Así que la política cumple aquello por lo que Kierkegaard también prefería el otoño, «porque en otoño se mira al cielo y en la primavera a la tierra», que hasta los ateos andan rebuscando plegarias. Vuelve a ganar mi padre condenando a septiembre, que es más verano que otoño. De otoño apenas tiene nueve días.
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