ruido blanco
Las fiestas empiezan mañana
Las cuentas se rinden mejor estrenando polideportivos en ese intento de soborno al ciudadano aceptado en el consenso democrático
No se crean lo que todos dicen, eso de que ya terminaron las fiestas. Las ciudades se desnudan de la ostentosidad navideña de luces y brillos pero en absoluto van a sumergirse en la anhelada comodidad de la rutina. Este año no, que hay elecciones ... municipales en mayo y en lenguaje político eso nos coloca directamente en la cruel precampaña.
Atronan las máquinas ultimando centros cívicos y residencias de mayores. Se multiplican las cuadrillas que renuevan aceras y las baldosas rotas con las que llevamos tropezando tres años. Acondicionan las fachadas de nuevos auditorios. Plantan árboles sin ser el Día del Árbol. El ritmo es frenético en los ayuntamientos cuadrando agendas porque se viene una larga lista de semanas en las que cada alcalde debe de presumir de prosperidad. Muy pronto comenzarán los fastos. Cortes de cinta e inauguraciones de lunes a sábado. Acto político los domingos que para creer todavía en los partidos hace falta andar sobrado de fe. La vida del alcalde y del concejal dura cuatro años. Las cuentas se rinden mejor estrenando polideportivos en ese intento de soborno al ciudadano aceptado en el consenso democrático.
Así que este enero no hay cuesta, al menos para ellos que no jadean ningún inicio de año. A las afueras, junto a las bandas de las cofradías que ensayan marchas fúnebres, los militantes que aspiran a cargo practican vítores y aplausos fervorosos para aupar candidatos. Será un invierno florido de promesas, propósitos de enmienda y nuevos modelos de ciudad. Hay un nuevo modelo de ciudad por legislatura. Imprescindible. Uno más sostenible, amable, verde, europeo, innovador y circular. Otro que se ha inspirado de repente entre las azules urbes finlandesas, los Alpes alemanes o los bellísimos canales daneses. Ahí está nuestra condena.
No importa ya la inflación, ni las facturas, ni la guerra en Ucrania, ni las carteras tiritando tras el festín navideño. Los ayuntamientos andan generosos, receptivos y sonrientes. En eso consiste la imparable rueda de las democracias capitalistas, que siempre quede alguien dispuesto a derrochar. Las fiestas empiezan mañana.