RUIDO BLANCO

Bendita rutina

En esta sociedad inconstante no debe ser ya cosa natural que sea habitual sellar el compromiso de quererse

Otra palada más

Coquetear con Madrid

ABC

La vida es eso que se acumula en las esquinas de los días, esa colección de instantes inconexos capaz de explicarte en un puñado de sonrisas, lágrimas y miradas. Cuando uno echa la vista atrás, y al cumplir años reconozco hacerlo cada vez más ... a menudo, una vida se comprime en unos cuantos recuerdos y siempre es un suspiro lo que dejaste tengas veinte o cuarenta.

Nadie echa cuentas de la rutina, ese saco en el que amontonamos el tiempo al peso, e incluso la desprestigian como un hábito negativo que hay que esquivar en una huida constante. Sin embargo, todos anhelamos una rutina que merezca la pena. La auténtica búsqueda es ese lugar confortable que propicia la felicidad. Porque la rutina es la única manera de hacer permanente el presente y el presente, la realidad que de verdad importa. El resto es humo, polvo y autoayuda. «No acepten lo habitual como cosa natural», escribió Bertolt Brecht, y es una máxima que deberíamos tatuarnos todos aquellos que dichosos hemos conseguido habitar la cotidianidad que un día, no tan lejano, soñábamos. Los momentos extraordinarios llegan por sí solos pero la rutina, frágil y perecedera como todo lo importante, hay que trabajársela día a día. Hace cinco años me embarqué junto a Sandra en la apasionante costumbre de amarnos y le aseguro que no tiene nada de aburrido ni tedioso. En este tiempo hemos conseguido la bendita rutina de tejer un hogar (los hogares se tejen más que construirse). Este sábado nos casamos. Y ando harto de esos que entre la crueldad y la chanza repiten que el matrimonio es un error, que con la boda la 'cagaste', eso de bienvenido a la prisión o aquello de que hasta aquí llegó lo bueno. Lo siento por ellos si alguno habla en serio. En esta sociedad inconstante no debe ser ya cosa natural que sea habitual sellar el compromiso de quererse. Junto a ella «lo cotidiano en sí mismo es ya maravilloso» decía el atormentado Kafka, «yo no hago más que consignarlo».

Así que sin esperar que nada cambie solo queremos festejar y consignar que lo nuestro se quede nuestro. Lo que más deseo en el mundo es que esta rutina nos dure por siempre. Todos los días de mi vida.

Artículo solo para suscriptores
Tu suscripción al mejor periodismo
Anual
Un año por 15€
110€ 15€ Después de 1 año, 110€/año
Mensual
5 meses por 1€/mes
10'99€ 1€ Después de 5 meses, 10,99€/mes

Renovación a precio de tarifa vigente | Cancela cuando quieras

Ver comentarios