el otero
El lastre en la mochila
Dónde colocar las deudas es lo de menos cuando de lo que se trata es que quien ha de responder de ellas son los mismos
That's entertainment!
Carreteras desastrosas
Palencia
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Iniciar sesiónComienza septiembre con un intento de nacionalización de manual: el Gobierno propone asumir una parte de los compromisos de deuda de las Comunidades Autónomas en pro de su sostenibilidad, no la del país. Mientras, la clase media, gran pagana de todo, experimenta crecientes incertidumbres sobre ... el futuro, porque para los ciudadanos no hay quitas en el IRPF ni rebajas en las deudas tributarias. Una legión de economistas discute la medida, por unilateral y discriminatoria, y organismos de control explican que así no se hacen las cosas: sin condicionalidad alguna, sin asunción de reformas estructurales, todo gratis para complacer a los que tienen capacidad de quitar el gobierno, que esa es la quita que les quita el sueño en La Moncloa.
Nuestra Comunidad es frontalmente adversa a la reforma y la Junta promete recurrir al Constitucional. No es aquí, en efecto, donde se emitieron los bonos patrióticos a los que Cataluña recurrió para financiarse cuando nadie lo hacia. Tampoco aquí se pagan embajadas ni se mantiene un sistema de medios de comunicación públicos de coste desaforado. No tenemos tampoco problema para financiarnos y reclamamos la solidaridad de la que, como españoles, somos acreedores, por mucho que quienes no se sienten así traten de socavarla.
Dónde colocar las deudas es lo de menos cuando de lo que se trata es que quien ha de responder de ellas son los mismos: contribuyentes españoles, prestamistas de último recurso del sistema público. Y ese es otro problema de este tipo de medidas: no miran al futuro, sino al pasado. El porvenir se está oscureciendo. La obligación de las autoridades, en su responsabilidad, es gestionar los riesgos, no los afectos, y el coste de la deuda y su tamaño se está yendo de las manos. Francia es un problema, Europa no crece, la deuda mundial se amontona y los prestamistas tienen bolsillo pero no corazón.
Empieza el curso como acabó: la política subordina a la economía. Se insiste en ofrecer diagnósticos polarizados y placebos con soluciones fáciles a problemas complejos. Y mientras, la desaceleración ya está aquí: el verano ha flojeado, la inversión no ha crecido y la gente tiene la mosca detrás de la oreja. Ya veremos en qué acaban estos dispendios.
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