BUENOS DÍAS, VIETNAM

Uno de los nuestros

Si no te has planteado jamás vender tu voto, la conciencia y aún digo más, la dignidad: eres uno de los nuestros

Fotografía de archivo en una jornada electoral en un pueblo de Soria Ical

Si es de los que lleva la iniciativa a la hora de pedir, incluso la cuenta. Si descuelga el teléfono a pesar de saber que le van a encalomar un marrón. Si no esquiva la lavadora al acabar el programa. Da las gracias incluso cuando ... quiere decir no: a comprar un cupón, a pensionar un manatí del Atlántico o adoptar un bonsái enano. Y ahora que ya tenemos confianza porque nos reconocemos: si te presentas con flores sin motivo ni razón. Si no ponías el dedo en el bocadillo para fiscalizar el mordisco de tu amigo a la hora del recreo. Si no haces una bomba de humo, ni te conviertes en Houdini, cuando hay que pagar. Si no haces cola sólo porque regalan algo gratis y mucho menos haces cola si encima vas a pagar tú. Si no piensas en la gasolina al acercar a un amigo como si fueses un Uber o un Blablacar. Si acabas comprando los regalos de casi todos los cumpleaños, si te molestas en buscar; no digamos ya en pensar… Si le sigues abriendo la puerta a una mujer por mucho que lo prohíba tajantemente el Ministerio de Igualdad, sea la de tus sueños o no. Cedes el asiento en el autobús, das las gracias al camarero y pides las cosas por favor. Si aún sin saber por qué siempre acabas poniendo la casa aunque se de cita allí más gente que en el Santiago Bernabéu.

Si haces la cena para dos y encima de paso sabes cocinar. Si todavía miras a los ojos. Si empiezas a ver una serie y aguantas el tipo cuando hay capítulo nuevo para verlo con esa persona y lo haces con más estoicismo que la cabra de la Legión y sin presumir, ni recordarlo. Cuando prefieres que una mujer piense que eres más bien parado a que no eres educado. Si eres de los que se agacha a recogerlo cuando no encesta en la papelera. Si te preocupan la naturaleza, pero no tanto como para dejar de comerte un lechazo o ir a los toros hoy. Si no eres de esos que dice: «pero qué mundo le vamos a dejar a nuestros hijos» y no tiene hijos y mucho menos intención. Si en el cine todavía mantienes a raya lo de encender el teléfono cada cinco minutos como un TOC. Si prefieres ahogarte que toser en el teatro… quizá tanto no.

Si no te ha intentado secuestrar un alcalde socialista. Si a veces dudas que haya diferencia entre ser honrado y gilipollas en potencia, pero sabes que haces lo correcto. Si no te has planteado jamás vender tu voto, la conciencia y aún digo más, la dignidad: eres uno de los nuestros. Aunque parezca que los habían comprado a todos, hasta las últimas voluntades, no estás solo.

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