Fuegos en Castilla y León: un «desastre ambiental» en cadena

No había comenzado oficialmente la campaña de incendios cuando una tormenta seca descargó múltiples rayos sobre la Sierra de la Culebra en la tarde del 15 de junio. Hasta once focos comenzaban a arder en medio de una ola de calor que avivaba el fuego. El terreno abrupto y poco accesible en una zona de abundante vegetación dificultaba el control de unas llamas que llegaron a ser inabarcables e incontrolables azotadas por fuertes vientos. 25.200 hectáreas fueron arrasadas en los diez días que costó dar por controlados los dos frentes que avanzaron en paralelo en Riofrío de Aliste y Ferreras de Abajo por la reserva de caza. Sin que hayan llegado a ser extinguidos, otros nuevos fuegos han amenazado el enclave zamorano. En concreto, ha sido acechado por un lado en Figueruela de Arriba -presuntamente tras una mecha intencionado-, y , por otro, en Losacio, donde se han tenido que evacuar hasta 32 localidades.

«Desbocado» durante horas, más allá del importante daño en un ecosistema refugio de lobos y cérvidos, el drama se cierne sobre las dos vidas que se ha cobrado el incendio de Losacio, la de un manguerista que trabajaba en la extinción y una ganadero que trataba de salvar a sus animales de las llamas, que en sólo cuatro horas arrasaron con 10.000 hectáreas -ya van más de 20.000-.

De nuevo los rayos se esconden tras el siguiente desastre natural de mayor envergadura. Al menos 9.000 hectáreas han ardido en la Sierra de Francia-Las Batuecas en el fuego originado la semana pasada en Las Hurdes cacereñas. Nueve días lleva ya quemándose este parque natural protegido en el que la situación no acaba de remontar. Cada avance se lo lleva rápidamente un golpe de viento. «Sin llama» se dijo que llegó a estar, pero ésta descansaba bajo la ceniza. Las reproducciones han marcado las frustrantes labores de extinción y mantenido en jaque al operativo, que incluso tuvo que evacuar la base aérea de Maíllo así como tres localidades, Morasverdes, Guadapero y Monsagro, que ya han vuelto a casa. En medio de un valle protegido por escarpadas montañas, los vecinos han regresado una vez las llamas han dejado de azotar el bosque mediterráneo que sobrevuelan especies protegidas.

Separada de la Sierra de Francia por la gran fosa del río Alagón, junto con el citado parque natural, la Sierra de Béjar forma parte de una Reserva de la Biosfera de gran riqueza natural con hasta 450 kilómetros de senderos de gran recorrido. Techo de la geografía salmantina ha visto correr las llamas por cerca de mil hectáreas tras originarse en Candelario, de nuevo, por rayos. Aunque, en principio, el panorama parecía tan agorero como en Monsagro, los trabajos de las brigadas fueron más correspondidos y consiguieron ponerle freno. Eso sí, su evolución, pese a favorable, no ha estado exenta de reproducciones y sigue a nivel 1 y activo tras quemar al menos 800 hectáreas.

No ha pasado aún un año desde que el gran incendio forestal de la campaña pasada se tragara 22.000 hectáreas en Navalacruz y el 'corazón pétreo' de España se ha vuelto a ver acechado. El cielo limpio de la Sierra de Gredos se ha enturbiado este verano en Navalonguilla, donde se declaró nivel 1 de gravedad. Las condiciones meteorológicas extremas complicaron la extinción del fuego -de nuevo originado por rayos- en una zona de difícil acceso, que ya está controlado. Sin embargo, el humo aún rodea las cumbres, ya que en las estribaciones de Gredos, arde Cebreros. «Explosiva» desde el primer momento la llama «viva» se extendía por montes «inaccesibles» y «cogía fuerza» con el viento durante el fin de semana en el que la simultaneidad de fuegos obligaba al operativo a dispersarse. El resultado, un «desastre ambiental» aseguraba su alcalde, el socialista Pedro José Muñoz. Todo, parece ser, que empezó por una colilla, que ha quemado ya 3.500 hectáreas.

Cumbres vecinas a las de Gredos, las del Parque Nacional de la Sierra de Guadarrama, habitado por un millar de especies vegetales, han sentido también las llamas en el término municipal de Navafría, un fuego que en algunos momentos amenazó con devorar pinares, lo que habría implicado unas consecuencias mucho más devastadoras ante las altas temperaturas. Aún así, mil hectáreas han ardido en este incendio, aún activo, que forzó el desalojo de Torre Val de San Pedro.

El frondoso Bierzo ha sido presa de las llamas en varias ocasiones en la última semana. Los de Balboa y Villafranca del Bierzo fueron declarados de nivel 1 por su afección a más de 30 hectáreas arboladas en los Ancares Leoneses, Reserva de la Biosfera poblada de extensos brezales, sotos de castaños y amplios bosque es una zona de pastoreo y singular fauna.

Emblemático ecosistema de gran importancia para la nidificación de aves y como zona de invernada y de especies acuáticas, las Riberas de Castronuño se nublaron el pasado 14 de junio con un fuego en el municipio homónimo que llegó a ser controlado ese mismo día, no sin antes prender 159 hectáreas arboladas.

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abc

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