El Toro Jubilo de Medinaceli aspira a Patrimonio Inmaterial de la UNESCO

Es el único espectáculo taurino de fuego que todavía pervive en Castilla y León

El Toro Jubilo de Medinaceli aspira a Patrimonio Inmaterial de la UNESCO ical

ABC

El Ayuntamiento de Medinaceli (Soria) ha iniciado el proceso para que el Toro Jubilo de Medinaceli, único de fuego cuya tradición pervive en Castilla y León, sea considerado Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO.

Más de 3.000 personas siguieron el sábado ... la fiesta del Toro Jubilo en Medinaceli, un rito que tuvo lugar en una noche más apacible y con mejor temperatura que en años anteriores. Durante la celebración, los vecinos confirmaron la intención del ayuntamiento de conseguir esta declaración para proteger el rito, informa Ical.

La fiesta volvió a congregar en Medinaceli a muchos seguidores de un evento declarado Espectáculo taurino tradicional por la Junta de Castilla y León que han logrado mantener los vecinos con el paso de los siglos, organizados a través de la Comisión de Festejos de Medinaceli Villa y con el apoyo del Ayuntamiento del municipio.

El protagonista del festejo fue este año un bovino denominado Andaluz, de 430 kilos de peso, procedente de la vecina provincia de Zaragoza. El toro salió a la Plaza Mayor de Medinaceli pasadas las 23.30 horas y mantuvo el fuego junto a su cornamenta hasta pasada la medianoche. El rito arrancó con la preparación del eral, tras la salida al ruedo del toro enmaromado, hasta que se consiguió amarrar al animal a una estaca o poste, una labor que empleó a varias personas para lograrlo. «Antes se sacaba del Ayuntamiento», dijo uno de los vecinos con mayor edad, pero ahora ya lo descargan directamente del camión que lo transporta.

La gente esperó con inquietud el momento en que saliera el toro a la plaza. «Sin duda las gradas que hemos colocado estos últimos años hacen que el público se encuentre más cómodo», afirmó el alcalde, Felipe Utrilla.

Con el esfuerzo de los presentes, consiguieron agarrar a la testuz del animal un armazón de hierro a modo de cuernos, donde se sujetaron dos bolas de pez preparadas con estopa, aguarrás y azufre y que después fueron encendidas con una antorcha de fuego.

Los colaboradores cubrieron de barro la piel del toro para evitar que sufriera quemaduras. También, colocaron una gamella encima de los cuernos para liberar al animal ya con las bolas de pez encendidas. Una vez en el ruedo improvisado de la plaza, los más jóvenes tentaron al toro hasta que se apagaron las bolas de fuego por completo mientras serpenteaba el animal las cinco hogueras. Cada una de las piras simboliza el recuerdo a los cinco mártires.

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