La Torre Eiffel de piedra que Gaudí soñó en Astorga

En 1886 Don Juan Bautista Grau y Vallespinós, natural de Reus, tomó posesión de la diócesis de Astorga , localidad leonesa enclavada en un cruce de caminos entre la ruta jacobea y la Vía de la Plata. Ese mismo año el Palacio Episcopal ardió en llamas, requiriéndose de un nuevo edificio. Fue entonces cuando propuso a su paisano Gaudí que se hiciera cargo de las obras, que arrancarían unos meses después de la inauguración de la Torre Eiffel. A la muerte del obispo, las desavenencias entre sus criterios y los de la Junta Diocesana hacen que abandone el proyecto y empiece a centrarse en su obra más emblemática, la Sangrada Familia de Barcelona.

Las riendas las tomaría después Ricardo García- Guereta. No obstante, el edificio tiene claramente la impronta de Gaudí. Un palacio de estilo neogótico, construido con granito del Bierzo, con aires de fantasía, de que incluso se dice que fue uno de los que inspiró a Walt Disney en su mítico castillo.

En su porche se puede apreciar cómo la entrada se erige sobre tres arcos abocinados que permiten efectivamente encontrar los paralelismos con la torre parisina que ha sido señalada como inspiración de Gaudí por parte de expertos en el edificio leonés, como quien durante tres décadas fuera responsable del Museo de los Caminos al que este particular castillo da cobijo, José Fernández.

Ubicado junto a la catedral de Astorga y la muralla romana, el Palacio de Gaudí ha cumplido 51 años como Bien de Interés Cultural y es una visita ineludible en tierras leonesas, tanto por el espectacular exterior, como por la singular arquitectura interior y las miles de piezas que conforman la colección de obras y objetos de diferentes periodos y estilos artísticos del Museo de los Caminos.