Sanidad detecta 60 plazas de médicos de difícil cobertura que trata de «premiar»

Castilla y León cuenta con un total de 2.575 médicos de familia y, en estos casos, el problema surge por la ubicación de las citadas plazas de difícil cobertura. En el caso de los hospitales o centros de salud, la dificultad deriva de la limitación existente en determinadas especialidades, como puede ser Pediatría (Aguilar de Campoo y Guardo) o Cardiología (en Miranda de Ebro). Con este escenario, el consejero de Sanidad, Antonio María Sáez Aguado, asegura que, especialmente en los casos de Atención Primaria, donde el problema es la propia zona a la que los facultativos no quieren acudir, se busca incentivar esas plazas para que puedan resultar más atractivas.

De hecho, en ello trabaja actualmente su departamento analizando las distintas opciones que han desarrollado otras comunidades autónomas. Es el caso, por ejemplo, de Andalucía, donde se definen las zonas de menor asistencia en las que se fija un precio superior para la hora de guardia y un incremento del 20 por ciento por cada tarjeta sanitaria asignada. Otras autonomías como Canarias, Cantabria o Galicia cuentan con un complemento por «especial aislamiento» que, en Galicia, llegan a denominar de «soledad». En Madrid, también aparece recogido, con la vista puesta en los municipios del Guadarrama, y oscila entre los 60 y los 250 euros al mes.

Hay que tener en cuenta que la remuneración de un médico de familia se establece en función de un sueldo fijo y los complementos específicos, a los que hay que sumar otro por el número de tarjetas asignadas y una más por el factor de dispersión. Precisamente, este último viene definido por la división de las zonas básicas de la Comunidad en cuatro grupos en función del número de consultorios, las distancias y los tiempos de desplazamiento.

El Decreto de 1990 que en Castilla y León regula las zonas básicas de salud ya define como zonas especiales 24 de las 249 existentes. En esta regulación se plantea la posibilidad de establecer condiciones especiales para estos puestos definidos como «de difícil cobertura», que son aquellos que, siendo objeto de una convocatoria de oposición, interinidad o suplencia permanecen vacantes al menos seis meses.

Burgos es la provincia con mayor número de lugares especiales, que corresponden a las zonas básicas de salud de Briviesca, Condado de Treviño, Espinosa de los Monteros, Sedano, Valle de Losa, Valle de Mena, Valle de Tobalina y Valle de Valdebezana. En León, hay siete: Babia, Boñar, La Cabrera, Matallana de Torío, Riaño, Bembibre y Villafranca del Bierzo; dos en Ávila (Cebreros y Gredos) y otras tantas en Salamanca (Aldeadávila de la Ribera y Vitigudino) y Soria (Pinares-Covaleda y San Pedro Manrique). Por último, en Palencia está caracterizada como zona especial Aguilar de Campoo; en Segovia, La Sierra, y, en Zamora, la Alta Sanabria. Sólo la provincia de Valladolid queda excluida de esta clasificación y, por lo tanto, no tiene detectadas esas plazas de difícil cobertura, lo cual no quiere decir que, en determinados casos, no sea complicado cubrir un puesto en las zonas más alejadas de grandes núcleos de población, como puede ocurrir en Tierra de Campos.

Con este escenario, la solución pasa ahora por conseguir incentivar a los profesionales para que las 60 plazas de médicos y 40 de enfermeras con dificultades para ser ocupadas no se queden vacantes. En principio, y a la espera de que se defina definitivamente la fórmula, todo apunta a que se combinarán las compensaciones económicas y las profesionales. Para las primeras, se establecerá un complemento, que podía ser una productividad fija en función de la zona. Para las segundas, se analizan distintas posibilidades, como que los sanitarios que ocupen estos puestos tengan prioridad en las convocatorias de cursos de formación, que a los dos años puedan volver a la bolsa de empleo o que tengan una puntuación adicional en los concursos y traslados.

El consejero de Sanidad reconoce que «es un problema» para su departamento la falta de médicos y enfermeras en determinadas zonas de la Comunidad y recuerda cómo uno de los más visibles se produjo en la Zona Básica de Aguilar de Campoo, donde no se podía ocupar la plaza de pediatra. En este caso, a la ubicación se sumaba la falta de especialistas. «Hay que darle una vuelta de tuerca y generar incentivos», asegura Sáez, al tiempo que reconoce que la extensión y la baja densidad de población de la Comunidad definen la propia realidad asistencial, más aún si se tiene en cuenta que Castilla y León está definida como una de las comunidades con mejor accesibilidad a los centros de salud, donde los ciudadanos acuden hasta ocho veces al año al médico, frente a los cinco de media nacional.

Más aún, según el consejero, en la Comunidad hay diez consultorios situados en municipios que, en la fecha en la que la Consejería los supervisó, no contaban con población residente. En estos puntos, la consulta, evidentemente, se paraliza o se realiza a la demanda.