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Vicente Ángel Pérez - Corazón de León

El premio

«Ahora, los jóvenes que se creen articulistas escriben en primera persona, como si al lector le fuese la vida por conocer sus historias personales»

Así, de pronto, como si fuera ayer, resulta que estos articulitos dominicales se llevan publicando desde principios de siglo: sí, desde el año 2000; o sea, unas mil columnitas aquí firmadas (sí, articulitos y columnitas, pues los artículos y las columnas que siempre han prestigiado al centenario ABC se apoyan en firmas muy selectas y prestigiosas, aunque en estos tiempos del periodismo moderno cualquiera puede contar su particular historieta y creerse un articulista). Ahora, los jóvenes que se creen articulistas escriben en primera persona, como si al lector le fuese la vida por conocer sus historias personales. En pocos artículos, por no decir en ninguno, Ignacio Camacho, el mejor articulista de ABC y uno de los grandes del periodismo nacional, encabeza sus párrafos con el «yo». Sin embargo, éste es el pan de cada día del «nuevo periodismo», en donde la intrínseca vanidad del periodista, y del literato, ha mandado a la cuneta la norma no escrita de que los artículos deben estar despojados del «yo, mi, me, conmigo». Pero, ¡ay!, es época del periodismo tertuliano…

Valga tal parrafada para entrar en asunto, que no es otro que ha llegado la hora de pedir disculpas tras algunas reacciones surgidas tras la publicación, en este mismo faldón abecedario, de un texto sobre el premio que, por segunda vez, el Instituto Castellano y Leonés de la Lengua había concedido al escritor Juan Manuel de Prada, enorme articulista, por cierto, de este periódico y de incuestionable categoría como novelista. Y el asunto, la almendra, como también se dice ahora, es que el anterior articulito dominical molestó al presidente del Instituto que concede el premio, por entenderlo como malicioso hacia su persona y hacia el jurado que premió, por segunda vez, a Prada. Don Gonzalo Santonja, cuya dedicación a la promoción de la cultura en Castilla y León está más que certificada, no sólo por su labor en el Instituto, sino, sobre todo, por sus obras, pide una disculpa pública y aquí la tiene: la intención de aquel texto era expresar la pena porque en una comunidad como la de Castilla y León, tan generosa en excelentes escritores y tan prolífica en publicaciones (muchas auto-editadas por sus autores), en apenas ocho años repitiera el premiado de la Crítica. Nunca hubo intención de criticar al catedrático Santonja ni, mucho menos, al jurado. Disculpas, pues, al señor Santonja y a un jurado que cumplió con su labor. Los premios son, por lo general, subjetivos, pero si se trata de promocionar a los escritores de Castilla y de León quizás convendría una cláusula que impidiera a un autor repetir galardón, como ocurre en otros grandes premios periodísticos y literarios. Ése era el asunto…

Tras mil articulitos toca pedir disculpas. Y se piden. Por el del pasado domingo y por tantos otros que nunca recibieron queja, aunque se la mereciesen .Y aquí paz y después gloria.

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