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Ana Pedrero - Desde la Raya

El cielo prometido

En mis brazos, el lugar donde más le gustaba estar, se durmió para siempre, hace ahora un año, en este tiempo de castañas, tenorios, buñuelos y crisantemos

A Mico lo abandonaron a la puerta de la Protectora en una caja de zapatos. No sabía entonces que el mejor regalo de mi vida latía entre cuatro paredes de cartón. Me enamoré de sus ojos azules y locos, de su pelo grisito y suave ... desde la primera foto que Scooby subió a redes. Supe que mi corazón era su casa. Me lo robó sin manuales, sin leyes tontas, cursillos ni instrucciones. Asumí que debía protegerlo, más por mis obligaciones como persona que por sus derechos como gato; por humanidad, por esa bondad que se supone nos hace distintos, aunque el menos racional, el más depredador de los animales, sea el propio hombre.

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