Eclosión artística

Los principales museos se vuelcan con la creación de los siglos XX y XXI, y no solo los especializados en arte contemporáneo.

El Nacional de Escultura de Valladolid hace convivir el esplendor renacentista y barroco de su exposición permanente con la mirada de una veintena de creadores en torno a la espiritualidad de Santa Teresa. El Etnográfico de Castilla y León mezcla su fondo sobre cultura tradicional con el arte renovador de Josep Guinovart. Hasta un colegio vallisoletano, el Lourdes, se suma a la avalancha de arte contemporáneo de estos días con una exhibición sorprendente que reúne obra de Miró, Saura, Granell, Álvaro Delgado, Vela Zanetti o Eduardo Arroyo. Pero los reclamos para detenerse ante el arte contemporáneo se repiten en otros puntos de la Comunidad.

Creación actual ante la Santa: No es la primera vez que el Museo Nacional de Escultura propone un diálogo entre el arte contemporáneo y su colección permanente. En este caso, el argumento añade originalidad al reto: una veintena de creadores actuales interpretan el legado de Santa Teresa con una mirada distinta a la espiritualidad. Una imagen de la mística abulense de Gregorio Fernández preside la primera de las salas de la muestra «Nada temas, dice ella» y parece contemplar el «edén» que José Ramón Ais plasma en las fotografías de su serie «Parque natural».

Entre cerámicas de Barceló, «300 mentiras» de Pilar Albarracín, las «Intersections» de Anila Quayyung Agha inspiradas en la Alhambra, o el «Laberinto de luz» de Soledad Sevilla, la exhibición sale del Palacio de Villena para convivir de forma más intensa con los fondos del museo en el Colegio de San Gregorio. Allí se acompaña a la Magdalena Penitente de Pedro de Mena con la «Mujer de aguja» de Kimsooja, al yacente de Gregorio Fernández con la metáfora de la sangre de Anish Kapoor y al demonio anónimo del siglo XVIII con la escultura «Arco de la histeria» de Louis Bourgeois. Una de las «acciones» en vídeo de Marina Abramovic se proyecta bajo el artesonado de la iglesia de San Vicente del Villar de Fallaves (Zamora), en singular vecindad con la Sexta Angustia de Gregorio Fernández.

El formato en vídeo extiende a la Casa del Sol la exposición, que también escapa a las instalaciones del Museo Nacional de Escultura para entrar en el local cercano Coco Café, donde la vallisoletana Dora García recrea su «The Hearing Voices Café».

Sin salir de Valladolid, el Museo Patio Herreriano cede su capilla, hasta el 22 de mayo, a una instalación del salmantino Enrique Marty, mientras que la sala municipal de La Pasión enseña por primera vez una impresionante colección privada (cuyo propietario se mantiene en el anonimato) con obra de Picasso, Chillida, Oteiza, Millares o Barceló, y en la que están también representados el zamorano Baltasar Lobo y el segoviano Esteban Vicente. Y aún hay más: el pintor vallisoletano Félix Cuadrado Lomas expone en el Museo de la Universidad (MUVa) «País, paisaje y paisanaje», donde se reúnen los motivos recurrentes en su trayectoria.

Tres décadas de García-Alix: Además de la muestra de pintura de sus fondos y el proyecto colectivo «Ver (re)velar», que indaga en lo religioso, el Museo de Arte Contemporáneo de Castilla y León alberga, hasta el 31 de enero, una producción propia que resume en un centenar de imágenes más de treinta años de fotografía de Alberto García-Alix. Dos motivos recurrentes en la obra del fotógrafo leonés, el retrato y las motos, constituyen el discurso expositivo que preside «Sombras del viento».

La propuesta del Musac presenta a un García-Alix reconocible en los retratos íntimos, en blanco y negro, de personas de su entorno, pero plasma también la evolución de su obra hasta la actualidad. Conocido por haber creado un mundo particular en torno a personajes de la movida madrileña y otros muchos de su círculo personal, el autor ha buscado en estos últimos años un mensaje más simbólico es sus imágenes, un aspecto plasmado en esta muestra monográfica.

Musac Off y Saelia Aparicio: El Musac exhibe también sus fondos en otro centro de arte contemporáneo de la Comunidad, el DA2 de Salamanca. «La vida es esto» reúne, en torno al discurso sobre «Narrativas del progreso, libertad y auto-realización en el capitalismo de hoy», obras de más de una treintena de artistas, entre ellos varios de Castilla y León: Marina Núñez, Ruth Gómez, Diego del Pozo y Jorge Quijano.

Otro de los nombres del arte emergente de Castilla y León, el de la abulense Saelia Aparicio, tiene su momento en el DA2, con «Espeleología epidérmica», una colección de piezas (sobre todo dibujos) que invita a mirar hacia el interior del cuerpo humano. La joven artista se presenta «en casa» con la que es su primera individual en Castilla y León, después de haber participado recientemente en el programa CreArt, la Red de Ciudades para la Creación Artística de la que forma parte Valladolid, y de mostrar sus creaciones en varias ediciones de ARCO.

Recorrido por la trayectoria de Chema Madoz: El Museo de Arte Contemporáneo Esteban Vicente de Segovia propone otra cita con la fotografía actual. La del madrileño Chema Madoz, que cuelga en ese espacio «Ars combinatoria» (hasta el 10 de enero), una especie de retrospectiva que recoge setenta de sus imágenes.

La exposición refleja las distintas etapas por las que ha pasado la creación de Chema Madoz, premio Nacional de Fotografía, desde una fase inicial poblada de personajes hasta desembocar en la más línea más reconocida, en la que son los objetos los que trasladan sus mensajes.

«Chema Madoz se considera un escultor de objetos que opera desde el punto de vista de un fotógrafo. Pero también podríamos considerarlo como un poeta visual o un artista conceptual, ya que su actividad artística parte de un proceso mental e intelectual. En ese proceso mental que preside todas sus imágenes, a veces las conclusiones son posteriores a la creación del objeto y otras anteriores», ha explicado la comisaria de «Ars combinatoria», Oliva María Rubio.

Guinovart entre cultura tradicional: Casi cuarenta obras de Josep Guinovart compartirán espacio hasta el 1 de marzo con la exposición permanente del Museo Etnográfico de Castilla y León. El espacio zamorano ha acomodado entre sus fondos los cuadros de este artista fallecido en 2007. La pintura matérica siempre vigente del barcelonés se «camufla» entre motivos de la cultura tradicional castellana y leonesa.

«Josep Guinovart: mi tatuaje es la tierra» muestra el trabajo del autor con materiales como el barro y el hierro, un punto de unión con el discurso expositivo del Etnográfico de un pintor, grabador y dibujante que estableció una intensa relación artística con la naturaleza y el paisaje.