32 años de dominio del PP entre pactos, mayorías y coaliciones

Cierto es que entonces la siembra del conglomerado de siglas de Alianza Popular, Partido Demócrata Popular y Unión Liberal no logró la mayoría. El PSOE, con 42 de los 84 escaños, se hizo con el poder de la mano de Demetrio Madrid en la única cita con las urnas ganada por la formación de la rosa hasta este 2019 .

Pero de cara a las siguientes elecciones, la tornas cambiaron. En 1987 comenzó el despegue del PP, que ha llegado a volar hasta lo más alto alcanzando mayorías aplastantes -seis absolutas en diez elecciones-, tener que conformarse con el vuelo rasante de los escaños justos y ejercitar sus dotes negociadoras y caer casi en picado hasta tocar su suelo de los 29 escaños con que ahora se sienta en el hemiciclo. Aún así, el pacto con Ciudadanos permitirá sumar otro presidente del PP a la nómina , aunque esta vez en un gobierno en coalición con consejeros designados por ambos partidos y el candidato naranja Francisco Igea como vicepresidente.

Un Ejecutivo que, en cierto modo, guarda similitudes con el primero de signo popular. Corría el año 1987 y si bien la candidatura encabezada por José María Aznar (entonces todavía Alianza Popular) no mejoró los 32 escaños de la cita anterior, sí logró también fraguar un pacto el CDS que le convirtió en presidente del Ejecutivo castellano y leonés. Fue el primero de los hasta ahora cinco populares que han ostentado el cargo, al que desde el próximo viernes está llamado a sumarse Mañueco. Han pasado 32 años desde ese punto de inflexión y ningún partido ha logrado apear al PP del sillón de mando.

Al igual que ahora ha hecho Mañueco, Aznar tuvo que pactar para gobernar. Sumó a sus 32 escaños -los mismos que los socialistas de Juan José Laborda- el apoyo de los 18 procuradores del CDS, aunque en un primer momento no entraron en el gobierno. El exiguo Ejecutivo de Aznar, con menos de media docena de consejeros con los que echó andar, era monocolor. Pero en 1989 el también expresidente del Gobierno de la Nación dimitió para emprender el vuelo de su carrera política en Madrid y tomar las riendas del Partido Popular, que él se encargó de refundar.

Dejó en manos del soriano Jesús Posada el gobierno y en esos dos últimos años de la segunda legislatura autonómica en Castilla y León, Posada sí introdujo en su Ejecutivo a dos consejeros del CDS, que de nuevo fueron claves con sus votos para sumar un nombre más a la nómina de presidentes de la Comunidad del PP. Consejero ya con Aznar, quien llegó a ser ministro de varias carteras y presidente del Congreso de los Diputados es el único jefe del Ejecutivo bajo estás siglas que no ha pasado como cabeza de cartel por las urnas.

Y es que en la siguiente cita se apartó de la carrera, dejando paso a su paisano Juan José Lucas, quien en 1991 cosechó para los populares la primera mayoría absoluta en Castilla y León. Por la mínima, con 43 de los 84 escaños, pero con más de un 67 por ciento de los votos frente a los 35 escaños socialista, Lucas anotó en esas terceras elecciones autonómicas la primera de sus tres victorias . Con Jesús Quijano (PSOE) de nuevo enfrente en 1995, el soriano incrementó el dominio y sentó los cimientos de la hegemonía popular, que se extendió por 50 de los 84 escaños que todavía ocupaban el vallisoletano castillo de Fuensaldaña. El PSOE quedaba reducido a 27 procuradores. Y aunque en 1999, perdió algo de fuelle, el PP de nuevo de Lucas acaparó más de la mitad de las papeletas en aquellas elecciones ante un bloque socialista que no llegó al 34. Jaime González fue entonces su candidato y consiguió levantar el resultado, pero sus 30 escaños se quedaron lejos de los 48 del PP.

Como Aznar, y para volar junto a él en Madrid como ministro, Lucas dejó la Presidencia de la Junta de Castilla y León en 2001. Escogió para su sucesión a quien era el portavoz del Grupo Popular en las Cortes. Apodado por algunos como «Juan Vicente I el breve» , el burgalés cederá el próximo viernes el testigo a Mañueco tras haber sido el más longevo al frente. 18 años acumula su currículum como presidente de la Junta, lo que supone que la mitad de la andadura de Castilla y León como comunidad autónoma tiene la firma de este burgalés licenciado en Derecho.

También presidente del PP regional durante buena parte de ese periodo, tras coger el testigo de Lucas en 2001, en 2003 se enfrentó a las primeras elecciones autonómicas como cabeza de cartel, y consiguió un resultado -traducido en escaños- igual a su «progenitor» político. Y con otros 48 procuradores en la bancada popular y más de la mitad de los votos, en 2007 encadenó su segunda mayoría absoluta, venciendo de nuevo a los socialistas liderados por Ángel Villalba. Ni siquiera en los tiempos del auge del leonés José Luis Rodríguez Zapatero los populares cedieron terreno en Castilla y León . Y la ventaja se incrementó aún más en la siguiente cita. La candidatura de Herrera «barrió», pulverizando el récord de Lucas con 50 procuradores. Hasta ocupar 53 escaños se extendió el bloque de la gaviota, con un PSOE que optó en 2011 por Óscar López y quedó reducido a 29 parlamentarios.

Si necesidad de pactos, aunque con la mano tendida al diálogo y acuerdos con otras fuerzas habían transcurrido hasta 2015 los años de gobierno de Herrera. Pero entonces, el entendimiento fue obligado. En su cuarta incursión en las urnas logró la mayoría, pero a uno de la absoluta, de modo que la negociación ha sido la tónica en este último periodo, comenzando con la investidura, para la que se ganó la abstención de Cs y UPL . Y la formación naranja será ahora también clave para que Mañueco sea investido presidente este martes. Sus 29 escaños en la primera derrota del PP en tres decenios sumarán con los 12 de la formación naranja la mayoría suficiente para formar gobierno, por delante de los 35 procuradores conseguidos por los socialistas de Luis Tudanca, el séptimo candidato del PSOE que no ha logrado hacerse con el sillón de mando de la Junta de Castilla y León desde que hace 32 años el PP accediese por primera vez al poder.